Como Ser Libre De Hábitos Y Pensamientos Destructivos P.3


Este es el tercer artículo de esta serie. Para leer el primer artículo oprime aquí, para el segundo oprime aquí.

En el artículo anterior concluimos con una pregunta; ¿Cómo trata un creyente con el pecado, hábitos y pensamientos destructivos, luego de haber creído al mensaje del evangelio?

Como Ser Libre De Habitos Y pensamientos Destructivos

 

Como vimos en los artículos anteriores el concepto sobre el arrepentimiento se inventó inicialmente como un deterrente contra el pecado, basado en la mentalidad de que, si es difícil ganarse el perdón, las personas pecaran menos.

No hay que ser un genio para saber que esto nunca trabajo. El fundamento de una vida victoriosa no son métodos, fórmulas y pagos sino una verdadera “metanoia”, un verdadero arrepentimiento, pero muy diferente a lo que comúnmente se entiende como arrepentimiento.

Una de las deficiencias del viejo pacto es que era un continuo recordar del pecado. Esto significaba que los adoradores nunca disfrutaban de una comunión en la cual sus conciencias no le acusaran.

Hebreos 10:1-3

Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.

De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado.

Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados;

Aun si alguien traía un sacrificio para expiar el pecado, todavía tenían la conciencia de la realidad que no pasaría mucho tiempo hasta que otro sacrificio fuera necesario – sus conciencias nunca fueron perfeccionadas.

Muchas doctrinas simplemente han remplazado los sacrificios de animales con actividades de arrepentimiento y confesión, lo cual no es un gran avance al viejo pacto porque lo que hace es mantener el recuerdo del pecado.

La ley nunca fue dada para perfeccionar al que la obedecía, era solo una sombra que anunciaba y un ayo que apuntaba a un mejor y más excelente sacrificio. Si algo hubiera perfeccionado la ley, los sacrificios hubieran sido innecesarios y nadie hubiera tenido conciencia de pecado.

Imagínate, cada vez que se ofrecía un sacrificio había un recuerdo de los pecados. Esto sucedía porque era imposible que la sangre de toros y machos cabríos quitaran el pecado.

Pero, y este es un “pero” glorioso – el que entró al mundo ofreció un solo sacrificio para siempre, se sentó a la diestra del Padre y con esa ofrenda perfeccionó para siempre a los que habían de ser santificados.

Hebreos 10:4-7

porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.

Por lo cual, entrando en el mundo dice:
    Sacrificio y ofrenda no quisiste;
    Mas me preparaste cuerpo.

Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.

Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para
hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí.

Hebreos 10:12

pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,

Hebreos 10:14

porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

El plan de Dios era tan perfecto que lo diseñó de tal manera, que el pecado sería tratado de una manera final y completa, al punto que no volvería a ser una interrupción en su comunión con los seres humanos.

En vez de múltiples sacrificios, muchos recordatorios sobre el pecado, y un ciclo interminable de pecado y confesión, este plan estaría centrado en tres cosas:

  1. Un hombre
  2. Un sacrificio
  3. Un solo evento

En este hombre (Jesucristo) en este solo evento, todos los pecados de la humanidad cometidos en todos los tiempos serian tratados con tal finalidad que Dios nunca volvería a recordar el pecado otra vez.

Hebreos 10:17

añade:
    Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

Es en el entendimiento de la obra perfecta y completa de la cruz, y la manera en como fuimos incluidos en ella, que descubrimos que hemos tenido una clara ruptura con el pecado y que podemos vivir con el gozo de una limpia conciencia.

Romanos 6:10-11

Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive.

11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Muchos creyentes han sido enseñados que la vida cristiana es un continuo intento de morir al pecado. Sin embargo, considera que dice que murió una vez por todas para que la vida que ahora vive la viva para Dios – no obsesionado(a) con no tratar de pecar.

En el verso 11 Pablo utiliza un término de contabilidad para decir que por calculación o imputación nosotros también estamos muertos al pecado.

La idea de esta palabra “consideraos” (logizomai) es sumar todas las partes en la cual hay solo una lógica conclusión. Cuando el murió el viejo hombre también murió con él. Pablo también dice que cuando el murió, entonces todos murieron con él.

La implicación de esto es trascendental para una vida victoriosa y ser libre de hábitos y pensamientos destructivos. Tú no puedes morir al pecado por medio de tus propios esfuerzos y disciplina. Tampoco es tu remordimiento o la sinceridad de tu confesión que hace posible que dejes de pecar.

No es por la profundidad de tu dolor sino la claridad de tu entendimiento sobre lo que verdaderamente sucedió en la cruz, lo que te liberara de hábitos y pensamientos destructivos.

Con frecuencia el arrepentimiento se presenta como el remordimiento que se siente cuando se realiza un mal cometido. Judas entendió el mal que había hecho y eso no impidió que se ahorcara.

Por supuesto que cuando somos confrontados con la verdad sobre Dios y sobre nosotros, lamentamos las heridas que se causan por la carnalidad y la ignorancia. La dificultad que experimentó el hijo pródigo en el “corral de cerdos” causó que se lamentara, pero solo lamentarse no tuvo poder para transformar su vida.

Lo que verdaderamente cambio la vida de aquel hijo fue el encuentro con su padre y entender su verdadero carácter y actitud. Fue la fiesta, no los cerdos que revelaron el corazón del Padre, y esto tuvo un mayor efecto en el para cambiar su mente (arrepentirse) sobre su Padre – y sobre el mismo.

Reflexiona sobre estas verdades y considera que tu nueva naturaleza no se deleita en pecar sino en obedecer. Por ahora esto es suficiente en el próximo artículo trataremos el tema de la confesión.

Tomate unos minutos y medita sobre los textos que consideramos en este artículo y permite que la verdad te de claridad en el entendimiento para que experimentes una verdadera “metanoia” – arrepentimiento.

Nunca olvides que lo que te libera es la verdad de Cristo no la opinión o experiencia de los predicadores.

Como Ser Libre De Hábitos Y Pensamientos Destructivos

Toma esta corta prueba para fortalecer tu retención.

¿Fue dada la ley para perfeccionar a los que la obedecían?

Si

No

¿Una de las deficiencias del viejo pacto era?

Solo aplica a unos pocos

Recordaba continuamente el pecado.

Sabemos que no tenemos relación con el pecado cuando…

Oramos continuamente para que no hagamos el mal.

Hacemos pacto con Dios de que no le volveremos a fallar.

Entendemos la obra perfecta de la cruz.

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