Como Ser Libre De Hábitos Y Pensamientos Destructivos P.1


Este artículo es el primero de una serie de escritos sobre el arrepentimiento.

Las buenas noticias de cómo Dios ha reconciliado al mundo con él siempre han sido radicalmente diferentes a la manera en cómo el mundo y la religión piensan; según la lógica humana el evangelio es pura necedad.

habitos destructivos - pensamientos destructivos -

 

1 Corintios 1:21-24

 Pues ya que, en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.

Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.

El mensaje del evangelio (entiéndase las buenas noticias, no tu experiencia con los evangélicos) no tiene sentido para la mente humana. ¿Qué sabiduría hay en darle vida abundante a los que se merecen muerte? ¿Qué sabiduría hay en perdonar, aun antes de la persona entender lo mal que está, o aun antes de buscar el perdón? (2 Corintios 5:19) ¿Qué sabiduría hay en amar, a los que son tus enemigos? (Romanos 5:10).

Es a la luz de estas radicales declaraciones del evangelio que se provocan preguntas; y la manera en cómo las respondemos determinara la libertad que podamos experimentar.

Permíteme hacer un resumen de las buenas noticias que proclama el evangelio de Jesucristo.

El ser humano comenzó en Dios. No importa cuán profundo el hombre ha caído de su estado original, Dios nunca ha estado confundido sobre la verdadera identidad del su magna creación.

Jesucristo es el lugar, el evento y la persona en quien Dios y el hombre se vuelven a encontrar. En Cristo, Dios ha tomado la iniciativa para reconciliar al hombre con El – y restaurarlo a su condición original.

Jesucristo es todo Dios y todo hombre, por lo tanto, no solo representa la iniciativa de Dios, El también representa la perfecta respuesta del hombre a la iniciativa de Dios.

2 Corintios 5:19 dice, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo con El mismo. Cuando estábamos en nuestra más horrenda condición, incapaces de ofrecerle algo de valor a Dios – cuando estábamos muertos en delitos y pecados, nos dio vida juntamente con Cristo. (Efesios 2:5)

En Cristo, Dios trato con cada pecado, ofensa y culpa que separaba al hombre de Dios, de una manera tan completa que pudo remover el pecado de su memoria. Nada en los pensamientos de Dios le recuerdan el pecado.

Hebreos 10:17

añade:
    Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

En la realidad de Dios, Jesucristo, más que cualquier otro hombre, representa al ser humano de la manera más completa. Él fue entregado a la muerte por causa de nuestros pecados, y fue resucitado para nuestra justificación.

Romanos 4:25

el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Jesucristo, resucitado y ascendido a la diestra de Dios, representa la justificación de la humanidad.

En las palabras de Pablo, en Cristo somos, vivimos y nos movemos. Él es el poder que sostiene el universo. Él es la radiante y gloriosa expresión visible de Dios. En El, el carácter y cada atributo de Dios son visibles y modelados en forma humana.

Él, es el tema central de todo lo que existe. El contenido de su mensaje celebra el hecho de que Dios se encargó en sí mismo de limpiar y liberar la raza humana. Ahora, Jesucristo está a la diestra del Padre, rodeado de gloria y majestad. También, ocupa el trono de autoridad, en el cual nuestra inocencia es representada.

Hebreos 1:3

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas…

Jesucristo es lo que Dios cree en relación a ti. Esto no es sólo cierto, sino que es legalmente válido – lo que Dios ha hecho es una realidad – es una verdad con o sin tu consentimiento. Él es el cordero de Dios que quito el pecado del mundo. (Juan 1:29)

Quizás te preguntas, ¿Qué tiene que ver todo esto con la liberación de hábitos y pensamientos destructivos? En realidad, TODO.

Cuando la bondad de Dios es revelada a una persona, la respuesta más natural debe ser estar de acuerdo y agradecido(a).

Sin embargo, el ser humano parece que siempre quiere añadirle algunas condiciones, métodos, pasos y procesos como prerrequisitos a la bondad de Dios.

Uno de esos requisitos ha sido la doctrina del arrepentimiento.

En estos próximos artículos descubriremos cómo las diferentes doctrinas sobre el arrepentimiento se han desarrollado, incluyendo algunas de las ideas más comunes sobre este tema.

La clave está en entender cómo se usaba en el griego clásico y en el Nuevo Testamento la palabra griega “metanoia” que significa, arrepentimiento.

Muchos creyentes están sufriendo su salvación en vez de disfrutarla. Viven inseguros, buscando el próximo predicador que les dé la clave de su liberación y cómo alcanzar más poder espiritual. Van de conferencia en conferencia a ver quién le profetiza, y cuando alguien les recuerda su pasado y que Dios le quiere dar carro, casa y mucho dinero – se les confirma que Dios los ama.

Nos sobran métodos y fórmulas. Desde una liberación por una maldición ancestral – hasta una ofrenda que resolverá todos tus males humanos. Según la necesidad es muy probable que haya un método, cinco pasos, tres fórmulas y sobre todo las famosas “condiciones”.

¿Será así que Dios ha diseñado que disfrutemos de su obra en Cristo? ¿Habrá algo que podamos hacer para persuadir a Dios que nos ame, nos liberte, nos bendiga y esté complacido con nosotros?

¿Cuánta fe se requiere para recibir todo lo que Dios ha hecho en Cristo? ¿Cuán profundo debe ser el arrepentimiento?

Es aquí donde comienzan nuestros problemas – separar la fe y el arrepentimiento como un evento o proceso diferente, en vez de verlos como la descripción del mismo evento.

En los próximos artículos te enseñare que la fe ni el arrepentimiento persuaden a Dios a perdonar, sino que son la respuesta natural de la revelación de lo que Dios ya ha hecho en Cristo. Tu liberación ya es más real de lo que te imaginas y no es algo que sucederá, sino que ya sucedió.

No hay una forma más efectiva para hacer inefectiva la obra de Cristo que ponerle condiciones y fórmulas a lo que ya El hizo. El Apóstol Pablo continuamente combatía contra los que querían introducir en la iglesia unos pocos métodos y condiciones razonables, a las buenas noticias del evangelio que a él se le había revelado.

Según Pablo mezclar cualquier ley o condición, a la obra y mensaje de Cristo era hacer sin provecho a Cristo.

Gálatas 5:2

He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.

[shareable]No hay una forma más efectiva para hacer inefectiva la obra de Cristo que ponerle condiciones y fórmulas a lo que ya El hizo.[/shareable]

Lamentablemente no pasó mucho tiempo después de la muerte de los primeros apóstoles para que fueran introducidas las distorsiones al mensaje y la obra de Cristo. En vez de reconocer que Dios había tratado con el pecado en el «sacrificio de una vez y para siempre de Cristo» (Hebreos 10) – el énfasis cambió a algo que el hombre tenía que hacer.

La implicación de esto ha dejado su marca en la historia y a menos que no hayas sido expuesto al mensaje puro y sin distorsión del evangelio es muy probable que tus conceptos del evangelio son una mezcla de un poco de gracia con muchas leyes y condiciones.

Después de la muerte de los primeros apóstoles y antes de la reforma se introdujeron algunas doctrinas en relación a esto.

Por ejemplo, solo se perdonaban los pecados antes del bautismo. Esta doctrina pone el énfasis en el evento del bautismo, indicando que desde ese momento hay un “borrón y cuenta nueva”.

Los pecados antes del bautismo eran perdonados, pero los pecados cometidos después de haber sido bautizado, no.

El resultado fue que las personas posponían el bautismo lo más que pudieran para asegurar que más pecados fueran perdonados. Esto le dio paso a las famosas “penitencias”.

La idea de las penitencias era resolver el problema de los pecados que se cometían después de la conversión. El propósito era hacer posible el perdón, pero difícil, para que las personas no tomaran ventaja. Esto se complicó rápido. ¿Qué pecados calificaban? ¿Cuántas oportunidades tendría la persona para ser perdonado? ¿Cuántas veces podía hacer penitencia la persona? ¿Cómo se implementa la penitencia para que la persona no quisiera pecar otra vez?

Todo esto produjo un complicado sistema de pecado y más aún de arrepentimiento, que envolvía la sinceridad de los sentimientos de remordimiento de la persona a través de los diferentes actos de penitencia, según eran prescritos por el sacerdote.

Al final la penitencia se convertía en el auto sacrificio de la persona por sus propios pecados.

Una penitencia o actos de penitencia era equivalente a un «pago” – y muchas catedrales fueron financiadas por este concepto de pagar por los pecados. Muchas organizaciones religiosas aun en nuestros tiempos son financiadas por los mismos conceptos de «culpa y pago».

Dondequiera que escuches una condición, un método, una fórmula, para apropiarte de lo que ya es tuyo en Cristo – estás haciendo una penitencia – (hoy tiene un vocabulario distinto pero la intención es la misma).

La doctrina de la “penitencia” introdujo la doctrina de las “indulgencias” en la cual las personas literalmente pagaban para ser perdonados.

Después de la reforma el pago monetario para ser perdonado fue rechazado, pero la idea de la penitencia como un pago, se mantuvo. La manera de pagar cambio, ahora no es el dinero sino el “dolor” y la “confesión”.

En otras palabras, el arrepentimiento era medido por la profundidad del dolor que sintiera la persona por lo que había hecho y por quienes eran. A esto se le sumó el peso de la sinceridad al confesar el pecado.

Esta idea dice que lo que hizo Cristo es solamente potencialmente tuyo; que el pago del arrepentimiento – la profundidad de tu dolor y la sinceridad de la confesión – es lo que realmente paga por tu perdón.

Esta es la escuela de pensamiento y enseñanza que le dio nacimiento a tanta predicación que se enfoca en evocar lamento y dolor a través de hacer conscientes a las personas de sus pecados y su naturaleza pecadora. Para muchos creyentes es más fácil hablar de lo malo que eran que de lo santo que son en Cristo. (Entiéndase santo como alguien que ha sido separado por y para un propósito eterno no un estado de infalibilidad)

Ese no es el evangelio de Cristo. 

Por ahora es suficiente, esto se pone mejor de lo que te imaginas. Por ahora es suficiente con decir que eres más libre de lo que probablemente te han enseñado.

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