¿Qué Es Y Que Se Debe Hacer Para Nacer De Nuevo?


Es imposible hablar de la nueva creación y no tratar con el tema del nuevo nacimiento. ¿Qué significa nacer de nuevo? ¿Qué produce un “nuevo hombre”? ¿Una decisión personal? ¿Una experiencia en un altar? Si pensabas que era una decisión personal, o una experiencia en un “altar”, es probable que estés tan confundido como Nicodemo cuando hizo la pregunta a Jesús.

manos de nino y hombre

Juan 3:1-3 (NVI)

Había entre los fariseos un dirigente de los judíos llamado Nicodemo. Éste fue de noche a visitar a Jesús.

—Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.

—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.

Más tarde en la conversación viene el famoso texto de Juan 3:16,

Juan 3:16

Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

¿Cómo somos salvos?

La mayoría de las veces se usa Juan 3:16 y Romanos 10:9 para explicar que es nacer de nuevo.

Romanos 10:9

que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.

¡De cierto seremos salvos! Pero el precio de la salvación no es creer y confesar – eso lo que hace es alinearte con la salvación, que ya fue comprada.

El precio de la salvación no es creer y confesar – eso lo que hace es alinearte con la salvación, que ya fue comprada.Haz click para twittear

Cuando esos textos se sacan del contexto, y los pones en un tratado de evangelismo, tienes una tremenda formula “para que otros sean salvos”. Es como si fuera una varita mágica, un poquito de fe con un poquito de esfuerzo para decirlo, y de repente te aparece una nueva criatura. ¿Será así? ¿Tan fácil?

En realidad, es simple quien lo ha complicado es la religión. Si hiciste la asignación que te pedí en el artículo anterior y le pregustaste a varios cristianos ¿Qué se debe hacer para ser salvo? – es probable que hayas tenido varias respuestas a la misma pregunta.

¿Se debe pasar a un “altar”? ¿Se debe orar? ¿Cuán fuerte? ¿Cuán largo? ¿Cómo sabemos que fue genuina la oración? ¿Se debe orar y creer? ¿Creer que y cuan profundo lo debemos creer? ¿Se debe creer y arrepentirse? ¿Cómo se sabe que hubo un “verdadero arrepentimiento”? ¿Si la persona no llora, en el “altar” habrá creído de verdad o se habrá arrepentido genuinamente? Y ¿Si, lloro intensamente, será evidencia de que nació de nuevo?

Súmale a esto que Jesús no fue tan consistente en su respuesta cuando le hacían la pregunta ¿Qué debo hacer para ser salvo? El respondió de diferentes maneras a la misma pregunta, y todas parecen contradecirse.

Al hermano Nico (Nicodemo) le respondió la pregunta diciéndole, “todo aquel que en él cree”, pero al joven rico en Mateo 19:16-20 le dijo,

Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna?

17 Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

18 Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.

19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?

Considera que es el mismo tema, ¿Qué debo hacer para ser salvo? A Nico le dijo, ten fe y a este le dice, obedece la ley, y lo dirige a los 10 mandamientos.

La misma pregunta, al mismo maestro, dos respuestas diferentes. La primera respuesta parece ser la que los evangélicos decidieron aceptar, por lo menos es la más que se promueve.

¿Alguna vez has visto cristianos en un partido de balompié, fútbol americano o en protestas, con pancartas que dicen, “OBEDECE LA LEY PARA QUE SEAS SALVO«? Lo que si se ven mucho son las de Juan 3:16 “CREE EN EL SENOR JESUCRISTO Y SERAS SALVO”. Ambas son formas de ser salvo que ofreció Jesús, pero parece ser que nosotros escogemos cual creemos y presentamos.

Pero, ese es precisamente el problema. Nosotros creemos que podemos producir “un poco de fe para ser salvo” “pero no podemos guardar la ley”, porque ella no tiene el poder para salvarnos.

Hasta ahora todo va bien, pero Jesús nos va a confrontar ese razonamiento. En el caso del joven rico, había hecho un buen trabajo obedeciendo la ley – “Todo esto lo he guardado desde mi juventud.” – considera que Jesús no le debatió, o le dijo, ¡No! tú no has sido sincero, pero tampoco lo elogio por su buena obediencia, lo contrario, le puso la ley en esteroides, le aumento la dosis y le exige cosas que no estaban ni en la ley.

El joven rico le dice a Jesús. ¿Qué más me falta? La respuesta, le vuela la cabeza a cualquiera.

Verso 21-22

Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

Cuando fue la última vez que escuchaste en una congregación un llamado a la salvación y como alguien no lloro el ministro le dijo a la persona, “como tú no has llorado con verdadero arrepentimiento no estamos seguros si eres salvo, pero para confirmar cuando vayas a tu casa vende todo lo que tienes y dalo a los pobres para asegurar que tendrás la vida eterna” (un poco de humor, relájate).

¡Que escándalo! En ningún lugar la ley dice “que para tener vida eterna había que vender las pertenencias”. Era como si Jesús se la estaba poniendo tan y tan difícil para ser salvo, que diseño un “método” de salvación que él sabía que era imposible para el joven.

Imagínate por un momento la escena. Tu eres uno de los discípulos, y estas escuchando lo que el Maestro le acaba de decir al riquito, ellos saben que si estuvieran en los zapatos del joven rico estuvieran en el mismo problema.

De repente te recuerdas que tú lo dejaste todo para seguirlo a él, pero a ti no te costó nada, porque no tenías nada, para ti la decisión de seguirlo no tenía perdidas, para el joven sí. Pero, en un momento de honestidad espontanea se te sale lo que verdaderamente estabas pensando,

Verso 25

Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?

La respuesta de Jesús fue,

Verso 26

Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible.

¡Al fin aterrizamos! Ese era el punto. La Salvación es un asunto de Dios. Tú no puedes hacer nada para ser salvo. No te salva obedecer todas las leyes que hayan, no te salva creer lo suficiente. La salvación como una iniciativa humana es totalmente IMPOSIBLE.

Para ponerle un poco más de “yodo a la llaga” en Juan 5:29, Jesús se la complica más diciéndole,

Juan 5:29

y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Imagínate tu oyendo eso, por lo menos yo hubiera dicho, ¡y ahora quien podrá salvarnos”. Ni el chapulín colorado.

Con cada respuesta, Jesús los seguía desmantelándolos. Él quería llevarlos al punto de que aceptaran que sus propias acciones no será lo que determina su destino eterno.

En la superficie esto debe haber sonado muy fuerte y hasta injusto, pero detrás de aquellas palabras humanamente incomprensibles se percibe una gracia y amor incomparable. Él los quería llevar a confiar que sería Su propia acción la cláusula final en la historia de la salvación humana.

Jesús le destruyo la fe que ellos tenían en su propia moralidad y ética religiosa. Le mostró que ningún esfuerzo humano por más noble que sea los podía salvar.

Aun lo que parecía tan simple como “solo creer”, no era un método para nacer de nuevo. Su exhortación a creer, como cada cosa que él dijo, destacaba la inhabilidad humana de poderlo hacer.

Que mucho daño le hemos hecho a las personas, haciéndolas creer que ellos pueden producir suficiente fe para que suceda lo que ellos quieren.

Cuantos cristianos se congregarán este domingo, inseguros de la salvación, acusados por su conciencia porque no dan el grado de fe que el pastor predica en la congregación. 

En los Evangelios a los que más Jesús exhorto a que creyeran fueron los menos que creían.

Juan 16:29-30

Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices.

30 Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.

¡Cómo! Luego de 3 años ahora creen. En esta ocasión Jesús se sienta con ellos, y sin parábolas de ovejas y cabras, trigo y cizaña, les hablo claramente.

Me imagino a los muchachos, Pedro, se puso de pie y le dice al equipo «bueno chicos como ven él no estaba tan loco como pensamos” – ahora podemos confiar en él.

Cuando ellos creían que habían sobrevivido lo más difícil de las enseñanzas de Jesús, aquí viene otro golpe bajo,

Versos 31-31

Jesús les respondió: ¿Ahora creéis?

32 He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

¡UPS! Y ahora.

Jesús quería llevar a sus oyentes y discípulos a entender que nadie, puede creer lo suficiente para ser salvo. Solo Cristo ha tenido una fe perfecta. Ni aun Abraham, tuvo una fe perfecta. El padre de la fe también dudo. Una noche de duda y le dio nacimiento al mundo islámico.

El ministerio terrenal de Jesús, era un ministerio transicional del Viejo Pacto al Nuevo Pacto.

Jesús nunca predico la gracia. El predico la ley en esteroides. Recuerdas las frases, “vosotros habéis oído, pero yo os digo”. Busca en tu Biblia las veces que dijo eso, y notaras como el intensifica lo que la ley decía.

Jesús desmantelo de una vez y por todas que la salvación es el resultado de la fe humana, la obediencia a leyes o la nobleza de buenas obras. La salvación es un asunto de Dios, no de los hombres.

El Nuevo Pacto no comienza con la predicación de Jesús en los evangelios, ni con el sermón del monte – sino en la cruz, con su muerte. Quien mejor presenta esto es el Apóstol Pablo. Jesús vino a hacer la obra. Pablo fue llamado a explicarla.

Jesús enseño, usando parábolas, alegorías e historias que contenían los misterios del Reino. Pero, el día de Su muerte, Dios lo hizo pecado, (2 Corintios 5:21) para poder cumplir con todas las demandas de la ley en su propio cuerpo. El té libero completamente de la maldición y condenación de la ley.

En el encontramos y vemos la gracia no porque era su doctrina favorita, sino porque Él era la Gracia encarnada.

Juan 1:14

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Antes de Su muerte, Jesús predico la ley. Después de la muerte, El escogió a Pablo para articular lo que es la Gracia. Algo muy superior a la ley, totalmente diferente.

No es que las palabras de Pablo son superiores a las de Jesús, sino que las palabras de Pablo son las palabras de Jesús después de la cruz.

Jesús hablo en sombras, parábolas y dichos profundos. Pablo explica lo que Jesús logro después de la cruz. Jesús intencionalmente escondió la verdad para que sus oyentes tuvieran que abandonar su propio razonamiento religioso y solo confiaran en él.

Todavía no hemos respondido a la pregunta, ¿Nacemos de nuevo porque creemos en Jesús?

La escandalosa respuesta de la Gracia es, NO, tú no tienes suficiente fe para producir eso. Tu y yo y la humanidad entera nació de nuevo hace 2000 años atrás.

La respuesta a Nico y a Riqui (el joven rico) nos muestran que no se puede producir tanta fe para lograrlo y no se puede obedecer la ley a perfección sin equivocarnos.

Cristo nos dio nacimiento por el Espíritu en su encarnación, muerte y resurrección. Tu fe no fue la que produjo el nuevo nacimiento, fue la fe de Él. La fe de Dios fluyendo a través de tu vida ahora se convierte en el primer fruto del nuevo nacimiento.

La persona y la obra de Cristo son la fuente del nuevo nacimiento. Cristo es tu fe.

Gálatas 2:20

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

En las palabras de Francois du Toit, “El mensaje no demanda fe, sino que imparte la fe”.

Jesús no mando a los discípulos a que diluyeran el mensaje de la salvación al mínimo denominador común. No se la pongan tan difícil a la gente. Solo díganle, que si pasan al frente y repiten la “oración del pecador y si lloran mejor, eso motivaría a los hermanos a creer que algo le paso por dentro” y después que se esfuercen para que se mantengan salvos. No. Tu sabes que no.

Fue lo opuesto. Jesús le mostro a todos lo imposible que es para los hombres la salvación. A uno le dijo que solo creyera, y luego descubre que ni los que caminaron con el habían creído, a otro le dice, obedece la ley.

Ninguno pudo. Solo Jesús obedeció perfectamente la ley y solo Jesús tuvo una perfecta fe.

Sus respuestas muestran la imposibilidad para cada individuo de ser salvo. Pero, con Dios, todas las cosas son posibles.

Esto se pone mejor. No te pierdas el próximo artículo.


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