Imagina esta escena: Estas en las últimas horas de tu vida, cumpliste la misión a la cual fuiste enviado y en tu oración final de lo que te acuerdas es de un regalo que te hicieron. Esto fue lo que le pasó a Jesús en las horas finales antes de ir a la cruz.
Juan 17:6
He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
Juan 17:20
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
Estos son esa clase de textos que atrapan a muchos en discusiones sobre la elección y predestinación. El propósito de este artículo es enfocarnos en algo aún mucho más importante que debates teológicos, que en muchas ocasiones dividen mas al cuerpo que lo que lo edifica.
De todos los temas que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo pudieron haber hablado antes de la fundación del mundo, el tópico más importante para discutir éramos nosotros. ¿A quien se le hubiera ocurrido tal cosa?
La opciones eran innumerables, ¿Cual seria la próxima galaxia?, ¿Como seria la venida de Dios al planeta? o ¿Cual seria la temperatura del Sol? Sin embargo, cuando el Hijo de Dios estaba haciendo su última oración en la tierra antes de su profetizada muerte, el tema de oración fue la Iglesia, la compañía de los hijos que creen. Este es uno de esos momentos que nos dan acceso al corazón de Dios sobre el valor que tienen los Suyos desde antes de la fundación del mundo.¡Maravilloso!
Pero, ¿sobre qué estaban hablando? ¿Que podían decir de nosotros? Estos textos tienen mucho sobre que reflexionar pero una cosa es obvia y es, que para Dios no somos una carga o una responsabilidad. Somos considerados un regalo, “tuyos eran, y me los diste”. – que importa como Dios nos hizo posesión suya sin nosotros saberlo o entenderlo, desde la perspectiva divina el no tiene que explicarlo.
Eramos Suyos, y el nos dio como un regalo al Hijo. Sobre todas las cosas somos considerados el regalo más deseado y hermoso del corazón del Padre a su amado Hijo. Y por eso el Hijo está agradecido.
[shareable]Sobre todas las cosas somos considerados el regalo más deseado y hermoso del corazón del Padre a su amado Hijo.[/shareable]
Esta verdad nos presenta una nueva forma de vernos. Diferente al mundo y la religión que todo lo evalúa desde la naturaleza humana, sus deficiencias e incapacidades – los textos nos invitan a mirarnos desde la perspectiva de Dios.
Para el mundo puedes ser considerado una carga, para los religiosos un carnal, un rebelde – porque no te dejas manipular; lo menos que serás considerado es un regalo.
Los sistemas del mundo y la religión parten de la premisa que tu valor está determinado por lo que haces o tienes. Esta es la razón por la cual muchos son llevados a creer que no son “tan fieles”, “tan espirituales”, “tan bendecidos”, “tan sujetos” – porque no cumplen con las expectativas que otros determinaron para ellos.
Esto es aún peor cuando nosotros mismos conocemos nuestras propias falencias, y nuestra propia conciencia nos puede acusar de tal manera que nos arresta la respiración.
Pero, ninguna de esas cosas nos definen como creyentes. Desde la perspectiva de Dios, esto es lo que nos define: tu eres un maravilloso y hermoso regalo, Su mayor y más valiosa posesión dada a Su Hijo.
En todo el universo nada tiene más importancia y valor que nosotros, los que hemos creído. Aun para los profetas de antaño y los ángeles es algo que anhelan mirar.
1 Pedro 1:10-12
Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
12 A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
Tu eres un regalo del cual el Hijo está agradecido y se deleita en el. El te cela, te guarda y te preserva. Quizás te preguntas, ¿porque yo y no otro? Que importa – quizás nunca llegues a comprender este misterio. De lo que puedes estar seguro(a) es esto: tu tienes una importancia incalculable en el propósito y estructura del universo.
Tu como creyente, eres para Dios la posesión más valiosa e importante, fuiste dado generosamente del corazón del Padre, a un Hijo agradecido que estaba dispuesto a recuperarte, entregando Su propia vida por ti. Eso, es amor.
Si logras llegar a comprender que tu no eres amado por Dios como una obligación o carga, sino porque fuiste recibido como un gran regalo por el Hijo, tu manera de vivir y hablar será diferente. Todo cambiara.
1 Juan 4:16
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros…
Así que, REGOCÍJATE. Tu eres el regalo del Padre a su amado Hijo. Esto es lo que define quien eres – para que lo que haces, lo hagas por amor y no por obligación. Camina en fe sabiendo que delante de los ojos de Dios eres su mas preciado tesoro.
