El relato del testimonio de conversión del Apóstol Pablo, responde a una intención específica de probar a sus críticos – que él no predicaba para agradar a los hombres.
El, se consideraba un esclavo del Cristo resucitado y eso era lo que motivaba su predicación. Compartir su testimonio tenía la intención de callar a sus críticos.
En el relato del testimonio considera tres cosas:
- La experiencia de conversión
- La confrontación de la revelación
- El efecto del encuentro
Las implicaciones de esto no se pueden subestimar para los que oyeron la experiencia de conversión de Pablo por primera vez. Como era costumbre en la tradición judía, Pablo al igual que sus contemporáneos creció escuchando las historias de los héroes del pasado – los profetas y mártires que vivieron y murieron por su Dios y su ley.
Pablo se consideraba uno de ellos indicando su estricta conducta y aplicación de las tradiciones ancestrales en relación a como la ley de Moisés se tenía que aplicar en la vida diaria. (ver.14)
Otra manera de decir esto es – Pablo era un fariseo de fariseos. Un modelo de referencia para el joven Saulo, fue Elías. El profeta de fuego. Su celo como profeta debe haber inspirado al joven Saulo en su celo de preservar la pureza y las tradiciones de los padres. Esto lo llevo a ser un perseguidor y asolador de la iglesia de Dios. (ver. 13)
Sinceramente equivocado Pablo perseguía a la iglesia, convencido de que él tenía que librar a Israel de una banda de locos que proclamaba que Jesús era el Mesías. Para muchos, incluyendo a Pablo, este Jesús no podía ser el Mesías porque él había sido crucificado y el verdadero Mesías era divino.
Pero, en uno de esos momentos inesperados, el Dios que Pablo pretendía defender, le revelo a su Hijo, para que fuera a las naciones paganas y les dijera que el Dios de Israel los amaba a ellos así como amaba a los judíos.
Que irónico y maravilloso a la misma vez. El hombre que se había propuesto preservar la tradición se encuentra en un conflicto interno entre su voluntad y el propósito del que lo llamo.
Esta misma experiencia se ha repetido millones de veces en la historia. No es extraño para uno que ha nacido de nuevo de vez en cuando, tener su propia lucha interior con Dios y su voluntad. En esos momentos es que se forman las propias historias y se validan las noches oscuras.
Es ahí donde el hijo(a) de Dios deja de ser el eco de otros y se convierte en una voz legitima que ha rendido su voluntad al eterno propósito del Padre. Esto, parece ser un detalle distintivo de los hombres y mujeres que han marcado la historia. Su validación no viene de los hombres o las instituciones humanas sino de haber tenido un encuentro transformador con el Padre.
Los hombres y las instituciones pueden reconocer o resistir el llamado de uno de los escogidos pero jamás pueden llamarlos o revocarle su llamado a la obra del ministerio. El llamado al ministerio es un acto de la soberana voluntad de Dios que él hace a los que él quiere.
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Para Pablo esto tenía que ver con la revelación de Cristo, como el verdadero Mesías, su muerte y resurrección. Este encuentro afecto y altero su vida, su vocación y su identidad para siempre y lo marco con un mensaje que transformo naciones. Pablo fue, un verdadero Apóstol.
En el próximo artículo veremos el encuentro entre Pablo y Pedro y sus implicaciones para nosotros 20 siglos después.
Todavía estamos construyendo la plataforma sobre la cual se establecerán contundentes verdades del Nuevo Pacto y su relación con la ley. Saca el tiempo para estudiar verso por verso la epístola a los Gálatas, su mensaje es más necesario que nunca, en esta generación.
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Para leer el primer articulo – Oprime Aquí.
