Este artículo es una continuación del tema 2 Problemas Con El Discipulado Moderno.
Cuando el enfoque de los cursos de discipulado son la acumulación de conocimiento y el ejercitar la voluntad para tratar más fuerte de servir al Señor, el resultado es una gran cantidad de creyentes frustrados, cansados e insatisfechos en su caminar con Cristo.
Muy pocas veces el énfasis en el discipulado moderno es enseñar al que ha nacido de nuevo a descansar y ha confiar en “el poder que actúa poderosamente en nosotros”, según Pablo en Efesios 3:20.
Es natural que uno que ha nacido de nuevo quiera ser como su Señor, y es normal que la exhortación para lograr eso sea que tienes que imitar a Cristo. Pero, ¿que significa imitar a Cristo?
Para muchos imitar a Cristo es ser como el fue, adoptar las costumbres y tradiciones de Jesús como judío, hablar hebreo, cumplir con todos los mandamientos, vestir como el, y asi una cantidad mas de énfasis que han hecho que el evangelio sea otra cosa más para hacer y no las buenas nuevas de lo que el Padre hizo por nosotros en Cristo.
Este evangelio del tratar mas no ha funcionado. Tratar de imitar a Cristo en nuestra fuerza de voluntad es una receta para vivir frustrado toda la vida. La nueva vida en Cristo es imposible vivirla en la energía de la carne. En realidad no es cuanto mas puedes tu hacer por Él, sino que esta El haciendo a través de ti.
Por eso muchos viven de su testimonio de conversión, lo que un día hicieron, como Dios los usaba, como ellos oraban, ayunaban, vigilaban, siempre estaban haciendo algo para Dios.
Jesus hizo bien claro que nosotros no podemos producir vida espiritual.
Juan 15:5 – Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.
Sorprendentemente, aún Jesús no podía vivir su vida sin su Padre.
Juan 5:30 (NTV) – Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo según Dios me indica. Por lo tanto, mi juicio es justo, porque llevó a cabo la voluntad del que me envió y no la mía.
Entonces, ¿Cómo vivió Jesús su vida aquí en la tierra? Si no hacía nada de su propia iniciativa, ¿Cómo vivió una vida sin fallar?
El mismo nos da la respuesta:
- El hacia lo que el Padre hacia.
- Juzgaba según Dios le indica.
- Solo hablaba lo que el Padre le enseñaba.
- El y el Padre eran uno, lo que hacía era el Padre haciéndolo a través de Él.
Jesus no “trato” de vivir en la fuerza de su voluntad sino que vivió por la misma vida del Padre que habitaba en El.
- El Hijo vive por la vida del Padre (Juan 5:26; 6:57)
- El Hijo comparte y expresa la gloria del Padre (13:31-32; 17:4-5)
- El Hijo está en el Padre y el Padre en el Hijo (1:18; 14:10)
- El Hijo refleja al Padre en sus palabras y obras (12:49; 14:9)
- El Padre glorifica al Hijo (1:14; 8:50,54; 12:23)
- El Hijo exalta al Padre (7:18;14:13;17:1)
Este era el secreto de la vida extraordinaria que vivió Jesús, sin embargo muy poco se habla de esto.
Algunos dirán, si pero ese era Jesús. Según la predicación y enseñanza de muchos, la forma de imitar a Jesús es tratando más fuerte, leyendo más la Biblia, orando más tiempo, diezmando fielmente, asistiendo a más congresos, haciendo guerra espiritual, escuchando mas predicaciones – si haces esto y miles de cosas más que nadie te dijo cuando te convertiste; entonces serás como Jesus. (Entienda que la lectura bíblica, la oración, etc., son importantes pero no la fuente donde se produce la vida espiritual. Usted no es espiritual porque lee la Biblia, los ateos la leen, usted es espiritual por la naturaleza que le fue impartida – la naturaleza de Dios mismo. 2 Pedro 1:4)
El evangelio de tratar más no es el evangelio de las buenas nuevas. El evangelio enseña que de la misma manera que Jesús no pudo hacer nada por sí mismo, nosotros tampoco podemos.
La vida cristiana es solo posible en Él.
Podemos tratar tan duro como podamos de imitar a Cristo, pero el esfuerzo humano jamás producirá frutos espirituales.[shareable]Podemos tratar tan duro como podamos de imitar a Cristo, pero el esfuerzo humano jamás producirá frutos espirituales.[/shareable]
La gloria del Evangelio es que aquellos que habían sido destituidos de la gloria de Dios (todos nosotros) fueron manchados por el pecado original e incapacitados para vivir para Dios, somos invitados a vivir nuestra vida de la misma manera que Jesús la vivió; por la vida de Dios en nosotros.
1 Corintios 15:45 (NTV) –
El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente», pero el último Adán —es decir, Cristo— es un Espíritu que da vida.
Jesus vivió por la vida del Padre, y nosotros vivimos por la vida de Cristo en nosotros. Los primeros apóstoles vivieron por el poder de la vida del Espíritu en ellos. No era tanto lo que ellos hicieron por el poder del Espíritu sino lo que el poder del Espíritu hizo a través de ellos.
Lo que el Padre fue para Jesús, ahora Jesús lo es para nosotros.
Juan 6:57
Yo vivo gracias al Padre viviente que me envió; de igual manera, todo el que se alimente de mí vivirá gracias a mí.
Gran parte de ser un discípulo de Cristo es estar consiente de la presencia de Cristo mismo en ti – no como doctrina o teología sino como una Persona que nos ha impartido su vida para vivir por ella.
Este era el mensaje central de Pablo: “No yo sino Cristo”, “Cristo en nosotros la esperanza de gloria” (Rom. 8; Col. 1; Gal. 2; and John 14—17)
Jesus vivió su vida por el Padre que estaba en El, nosotros de la misma manera vivimos nuestra vida cristiana por el Cristo que está en nosotros. ¿Cuándo te enseñaron esto en el curso de discipulado?
El propósito del Evangelio no es sacarte del infierno y meterte en el cielo, sino sacar a Dios del cielo para que viva en ti. Esa es la esencia del discipulado.
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