Recientemente la administración del presidente Barack Obama emitió una directiva para todas las escuelas públicas de la nación americana que permite el uso de los baños en base a la propia auto identidad de género. Es una impactante noticia con profundas implicaciones y consecuencias.
Personalmente no escribo sobre temas políticos con frecuencia y una de las razones es porque ese no es el propósito de mi blog. En mi página, como en todas las congregaciones tenemos personas con diferentes perspectivas e ideologías políticas.
No tenemos temor de predicar o escribir sobre temas como estos, pero en muchas ocasiones se provocan controversias innecesarias que lastiman y dividen la iglesia del Señor. Sin embargo, este es un asunto que considerare y confío contribuir alguna dirección a los pastores y líderes de jóvenes y niños y creyentes en general que tienen la gran responsabilidad de ayudar a los creyentes en sus congregaciones a responder con el Evangelio, a estas realidades culturales de nuestro tiempo.
En el corazón del argumento se encuentra el tema de la identidad. El problema aquí es que cuando se desconecta la identidad de la realidad cualquier cosa es válida. Por ejemplo;
Uno de los casos más interesantes que sucedieron recientemente fue una persona de raza blanca (Rachel Dolezal) quien se identificó como una persona de raza negra y mintió sobre su identidad. En este caso, ¿Cuál es la diferencia filosófica entre la realidad de la etnicidad y la realidad biológica?
Qué sucedería si una persona en el lecho de muerte se quiere identificar como una persona saludable para tener acceso a un seguro de vida antes de morir. ¿Cuál es la diferencia filosófica entre la realidad de la condición física y la realidad del genero biológico?
Este asunto de la identidad se ha convertido en una locura y grupos con agendas políticas y sociales lo están usando para avanzar sus causas. Nadie escoge el sexo con el cual nace. Todos hemos sido creados según el diseño de Dios y somos hermosos ante sus ojos. (Salmo 139)
Pero, ¿Cuál debe ser la respuesta de la iglesia ante estos cambios culturales? Permíteme ofrecerte algunas recomendaciones:
- No ignores el asunto.
Esto no desaparecerá. Muchos de los creyentes en las congregaciones le están prestando atención a este tema. Afecta a todos. Los pastores, maestros, y líderes de células (o como le llamen en tu congregación) deben hablar, predicar, enseñar y provocar conversaciones inteligentes porque esto está presente en la mente de las personas. Toda iglesia se merece una respuesta de parte de sus pastores sobre este asunto.
2. Enseña con claridad.
Ve directo al corazón del asunto y tratalo bíblicamente y con claridad. No te escondas detrás de frases quemadas y clichés evangélicos. Si un reporte de noticias contiene más información sobre identidad sexual, que tu predicación, no estas predicando el Evangelio, estas entreteniendo a las personas.
3. Muestra una preocupación genuina por las personas que se identifican como transexuales.
Jesús los ama, y nosotros debemos amarlos. Haciendo chistes, y mofándonos no resolverá el problema. Es posible predicar la verdad del Evangelio y a la misma vez demostrar amor por los que están quebrantados y confundidos. El amor y la verdad caminan de la mano en el Evangelio. La verdad de Dios nos motiva para amar a otros, y para amar a otros no tienes que comprometer la verdad.
4. Ofrece consejos prácticos.
Saber que dice la Biblia es importante, pero las personas también quieren saber qué hacer. En la congregación habrá personas que sus familiares, (hijos, parejas, familia extendida) están luchando con problemas de identidad sexual. El amor y la verdad requiere acción y se debe ayudar a las personas a tomar pasos prácticos en este asunto.
5. No hagas enemigos innecesarios.
Mantente enfocado en el Evangelio. Nuestra lucha no es contra carne y sangre. Tu enemigo no es tu vecino, aun si es transexual.
Los cambios culturales que están sucediendo son más rápidos de lo que tenemos capacidad para confrontar. Muchas cosas están cambiando, lo que no cambia es la necesidad de un Salvador para una humanidad perdida. Tenemos trabajo que hacer. Tenemos una buena noticia que proclamar, y esta es;
2 Corintios 5:19
Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
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