En esta serie de artículos ya hemos visto que la diferencia entre congregaciones pequeñas y congregaciones con gran numero de personas no es que una es mejor que la otra. La diferencia no está en el tamaño sino en la manera en cómo se comporta la congregación y los métodos que emplea para cumplir con la misión que han recibido.
Identificar las diferencias entre una numerosa iglesia y una pequeña, nunca se debe hacer con animo de criticar y muchos menos con una mentalidad de “nosotros contra ellos”. Debe ser para aprender, mejorar y ser mas eficientes en la realización de la tarea. Las iglesias grandes pueden aprender de iglesias pequeñas y saludables y una pequeña congregación puede aprender de una numerosa y saludable congregación.
Un gran error que cometen muchos líderes jóvenes y no tan jóvenes es que piensan que todo lo que leen en libros y aprenden en conferencias, aplica al contexto donde ellos pastorean.
La mentalidad de “copia y pega” – “si trabajo en otro lugar porque aquí no”, ha lastimado a muchas congregaciones y a «quemado» a muchos líderes. Tratar de aplicar ideas y modelos que fueron creados, probados y tuvieron éxito en un contexto, no significa que funcionaran en todo lugar que se aplique.
Nunca olvido cuando los llamados G12 estaban en su auge. En Orlando la cantidad de pastores que abrazaron ese modelo con la esperanza de que al fin “su iglesia crecería», causó la división de varias congregaciones, varios compañeros experimentaron un nivel de estrés peligroso, y en el mejor de los casos la adaptación que muchos terminaron haciendo al modelo fue tan drástica que no se parecía en nada a lo que inicialmente habían comenzado.
A mi entender la motivación del modelo G12 es correcta pero la forma de realizarlo es defectuosa. Eso no significa que la estrategia a trabajado para algunos, lo que significa, es que a la mayoría no le ha funcionado. Si fuera tan fácil la mayoría de las congregaciones fueran más grandes.
Es obvio que hay diferencias entre la forma en como una congregación grande y una pequeña hacen el ministerio. La pregunta es, ¿Por qué? Si logramos responder a esta pregunta correctamente, entonces, podremos aprender de las diferencias que son aplicables a nuestros contextos.
El “porqué” está en la ley de los números.
A mayor cantidad de personas en una congregación mas predecible será la forma en cómo se comportan, mientras más pequeña la congregación menos predecible será su comportamiento.
Esto se puede ilustrar utilizando la figura de dos pastores que escuchan la misma conferencia sobre liderazgo y crecimiento de una congregación. Un pastor dirige una iglesia de 2,000 personas y el otro de 150 personas, (este es el tamaño de más del 94% de las congregaciones). El pastor de la iglesia de 2000 puede aplicar sin mucha dificultad mucho de lo que oyó en la conferencia, mientras que al pastor de la iglesia pequeña se le hará más difícil aplicar los mismos principios.
En el campo de las estadísticas a esto se le conoce como la ley de las probabilidades.
Esta es la razón por la cual un encuestador no tiene que preguntarles a todos los ciudadanos de una nación como se siente o cuál es su opinión en un tema particular para decirnos dentro de un marco de las probabilidades, que siente o cómo se comportará la nación.
Si usa las preguntas correctas, balance demográfico, conoce las creencias, y deseos de un segmento de la sociedad pueden extrapolar esa información a un segmento más grande.
La clave está en que el tamaño de la encuesta sea lo suficientemente grande para que sea válida.
Por eso a nuestros amigos pastores la misma información no le funciona igual.
Mientras más pequeño el grupo, mas parecido es el comportamiento y las relaciones de las personas que pertenecen a la congregación y mas grande es la diferencia.
Sin embargo, en una congregación que ha crecido se han establecido procesos y sistemas para facilitar el crecimiento y canalizar la energía que está creando el crecimiento. No entender esto provocará estancamiento y en el peor de los casos una división en la congregación. La realidad es que muchas congregaciones se dividen no porque se metió un “espíritu de división”, sino porque ignoramos aspectos prácticos de la formación y desarrollo de las relaciones humanas.
Esto se ve claro en el libro de los Hechos capítulo 6 versos 1 al 7.
- Allí se ve una iglesia que creció, “como creciera el número de los discípulos” “
- Se presentaron las tensiones por medio de la diferencia de clases, “hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria”. (el crecimiento siempre produce tensión y saca a la superficie las deficiencias)
- Los apóstoles respondieron proactivamente, “Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.”
- Identificaron la calidad y la cantidad de servidores que se necesitaba para tratar con la situación, “de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”.
- El resultado fue, “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”.
Si los apóstoles se hubieran puesto a “atar demonios de murmuración” a “reprender demonios de división”, “a tirar indirectas de que se metió el “espíritu de Absalón”, “que el que no se somete, no será bendecido” y en fin todos los rollos que nos inventamos para enfrentar estas realidades humanas, la iglesia nunca hubiera tenido el impacto que tuvo en el primer siglo. ¡Señor danos sabiduría!
Los números hacen diferencia, lo hicieron en la iglesia del primer siglo y lo hacen de igual manera en el siglo 21.
Cuando una congregación crece, necesita buenos sistemas y procedimientos para manejar muchas personas. Esta es la razón por la cual cuando vas a una congregación con mucha gente encuentras desde el estacionamiento personas entrenadas para esa función, atención apropiada para los niños, un equipo técnico especializado, ujieres atentos y entrenados, etc.
En la mayoría de los casos así no es que siempre trabajan las cosas en una iglesia pequeña. La gente es menos predecible. Puede que un día haya personas atendiendo el estacionamiento, en otras ocasiones no, un domingo la guardería está funcionando, el próximo domingo está cerrada porque la líder no llegó, como no hay información disponible no sé sabe si habrá clases para los niños, en fin, de domingo a domingo nunca se sabe lo que va a suceder. Eso le dispara el estrés a cualquier pastor. 😯
En una iglesia que ha desarrollado una cultura de crecimiento y participación muchas preguntas se responden sin tener que hacerlas, porque se han creado los mecanismos y los procesos para que la información fluya con la menor interrupción posible.
Por supuesto, que a quien a esto le importa es a nosotros. Contamos los que llegaron, los que no vinieron. Cuantos servidores, cuánto fue la ofrenda, cuantas visitas asistieron.
¿Sabe a quién en realidad no le importa nada de eso? – al Señor de la iglesia.
Jesús no se levanta el lunes (si es que duerme) en la mañana deprimido por la asistencia del domingo. Nosotros si nos preocupamos, al punto que muchos se deprimen, algunos desisten del pastorado, y otros soportan el ministerio, pero no lo disfrutan.
¿Has estado ahí?
El domingo pusiste la mejor cara, predicaste con pasión, atendiste con amor a las personas, fuiste a ver al enfermo luego de la reunión, te preocupaste por el que no llegó, escuchaste la queja con paciencia, y te reíste con todos, ¡ah si la gente solo supiera tu frustración!
El lunes fue difícil. ¿Pero sabes qué?, amado pastor o pastora, el Señor sabe lo que pasó en el servicio del domingo, él sabe quién no llego, el sabe quién se quedó sin una excusa valida y otros tuvieron que hacer mas de lo que tenían que hacer ese domingo. Pero diferente a nosotros, a él no le preocupa tanto, como a nosotros, el tamaño de la congregación, porque la iglesia es de él, no nuestra.
Tampoco, el lunes en la mañana el le esta dando “cinco arriba”, a los ángeles porque la iglesia de una cuadra más abajo rompió el récord de asistencia. ¿Sabes por qué? Porque el no lleva en una libreta o tiene a un ángel asignado con un contador para que registre la asistencia de las congregaciones. Eso, lo hacemos nosotros.
Seguro, que el cielo entero celebra cada vez que alguien nace de nuevo, pero eso sucede en la congregación que pastoreas o en cualquier otra.
Lo que si yo se que él hace es que se deleita en tu fidelidad, y llora contigo en las luchas que tienes que enfrentar. El estará allí cuando te estés preparando para volver a predicarle a la misma gente, aunque algunos de ellos, son difíciles.
El sabe. El te esta usando a ti y a esa pequeña congregación, no importa si tiene diez o diez mil, porque lo que el recompensa no son los números, sino tu FIDELIDAD. ¡Ánimo!
Significa esto que no debes procurar crecer, por supuesto que no. Lo que quiere decir es que tu mayor enfoque no son los números sino ser fiel al Señor.
En los proximos articulos continuamos el tema. Deja tus comentarios abajo.