La Santa Cena: ¿Debemos practicarla? P.1


Para la mayoría de los creyentes y los que administran la práctica de la “santa cena”, es una de las ceremonias más intensas, reguladas, y llena de supersticiones.

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Fueron más de una ocasión, las veces que durante mi pastorado tuve que buscarle respuesta a preguntas llenas de división y tensión. Hoy reconozco que muchas de aquellas respuestas estaban basadas en la tradición y no en la verdad bíblica. Algunas preguntas que tuve que responder tenían que ver con lo siguiente: ¿Deben participar los niños, los inconversos, los que no son miembros, los que no se han bautizado de la “cena del Señor”?

El aspecto ceremonial no era menos complicado. ¿Cuál lectura es obligatoria? ¿Lo hacemos con música o sin música? ¿Jugo o vino? ¿Bajamos las luces a media para que la gente se concentre? ¿Quién puede administrar la cena? ¿Un ministro “ordenado”? ¿Un líder? ¿Y que pasa si no han ungido al pastor al “pleno ministerio”? ¿Qué oraciones debemos hacer? ¿Quién se asegura que solo participen los que califican?

Sinceramente equivocado, siguiendo más la tradición, había hecho del ritual algo más importante que de lo que se estaba haciendo memoria. En ocasiones, durante la semana oía a hermanos decir, que no participaron de la “santa cena” porque no se sentían dignos. Esos, eran los que se atrevían a decirlo, a veces me pregunto, ¿Cuántos más habrán cumplido con el acto ceremonial pero el sentimiento era el mismo?

¿Qué es más importante: la muerte de Cristo en la cruz o la ceremonia que lo celebra? Si la muerte de Cristo nos libró del temor y la condenación, ¿Por qué permitimos una ceremonia que recuerda incorrectamente la muerte de Cristo, y nos lleva a una condición de la cual Él ya nos libró?

Como muchas cosas que necesitan ser reformadas, nos hace bien regresar al texto bíblico, quitarnos por un momento los lentes de la tradición y ver cuáles fueron las instrucciones que nos fueron dadas. Ese es el propósito de este artículo.

1 Corintios 11:17-34

Las instrucciones sobre la cena del Señor del Apóstol Pablo a la iglesia en Corinto, fueron dadas a una iglesia gentil, que no había heredado y tampoco tenía ninguna conexión con la celebración judía de la Pascua. Lo que los Corintios sabían se lo había enseñado el Apóstol Pablo. Por dieciocho meses estuvo entre ellos ensenándoles día y noche el Evangelio de Jesucristo.

Para nosotros estas instrucciones tienen peso, pero a la misma vez nos corremos el peligro de leer en el texto lo que no está allí, por lo menos a mí me paso. Consideremos estos textos punto por punto.

1. Reuniones conflictivas

La molestia y preocupación de Pablo es evidente basado en lo que los cristianos en Corinto estaban haciendo. Cuando se congregaban lo hacían no para lo mejor, sino para lo peor.

Verso 17

Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor.

Lo que estaba sucediendo entre los creyentes en Corinto desvirtuaba la razón de congregarse. Obviamente para el Señor es importante que nos congreguemos de la manera correcta. Eso significa seguir el modelo que establecieron los apóstoles.

2. División en vez de unidad

Aquí estaba el verdadero problema. Lo que la reunión debió estar mostrando no era una realidad entre ellos.

Verso 18

Pues, en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.

3. No era la cena del Señor

Lo que los creyentes en Corinto estaban haciendo no era la cena del Señor. ¿Cómo lo sabemos? Pablo lo dice claro:

Verso 20-21

Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor. Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga.

Cada uno hacia lo que quería. No esperaban por otros antes de comer su cena. Los que se adelantaban se comían la mayor cantidad. Se embriagaban, mientras otros se quedaban con hambre. Era una cena dictada por hambre y preferencias sociales en vez de compartir la cena en la cual los participantes se esperaban el uno al otro.

4. Las relaciones en la iglesia fueron afectadas

La inmadurez de los que se adelantaban trajo humillación a los que eran pobres.

Verso 22

Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.

En la iglesia en Corinto había los que tenían suficiente, comían de más, y bebían hasta embriagarse, y también estaban los que no tenían nada – probablemente viudas y esclavos que se quedaban con hambre. Los pobres debían comer y ser saciados, sin embargo, se quedaban con hambre.

5. El contexto

La amonestación de Pablo ante el desorden en relación con la cena nos muestra lo que la cena del Señor debe ser. La cena del Señor debe ser un tiempo para participar de una comida en la cual no hay divisiones entre ricos y pobres, esclavos o libres, porque se esperaban los unos a los otros.

Palabras como “comer”, “esperar”, “beber”, “hambre” indican el contexto social de aquella reunión – era una cena completa.

Nadie se embriaga con unos pocos mililitros de vino y mucho menos satisface el hambre con una hostia o pedacito de galleta sin levadura. Si la intención original hubiera sido una “copita de jugo welch” y “un pedacito de galleta o pan sin levadura” nadie debía irse desilusionado y con hambre, a menos que ellos esperaban comer y satisfacerse. La palabra griega que Pablo usa es “deipnon” que significa cena o banquete (Strong’s G1173).

Es importante entender que lo que Pablo estaba haciendo no era corrigiendo el contexto (una cena) sino, los abusos en el contexto.

6. Un nuevo orden

¿Cambio Pablo el contexto para establecer un orden simbólico? ¿Indica el texto que la cena fue remplazada por símbolos representativos, como un pedacito de pan y jugo?

Verso 22ª

Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis?

El contexto social en el cual los abusos están sucediendo fue en una cena que ellos tenían juntos. Si lo que Pablo hizo fue establecer un orden simbólico hubiera perpetuado el verdadero problema – removiendo el problema de la vista pública no hubiera tratado con la raíz que lo causaba.

Los cristianos en Corinto tenían que entender que el propósito de la cena no era solo para llenar un estomago vacío sino para demostrar unidad en Cristo. Para tratar con los abusos Pablo le comunica lo que había recibido del Señor:

Verso 23-26

Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;

24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.

25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.

26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

7. ¿Qué cena era?

Aquí se presenta el argumento histórico. Tradicionalmente, decimos que era la cena pascual, sin embargo, una comparación de la narrativa de los evangelios nos indica que la probabilidad era que no era la cena pascual. (Compara el relato histórico de Mateo, Marcos, y Lucas con Juan 13:1,2,29; 18:28, 19:14,31).

Lo importante es saber que era una cena completa, haya sido esta la cena pascual o una cena antes de la cena pascual – no era un bocadillo. En la corrección que Pablo le hace a los Corintios, Pablo no se concentra en los elementos a la exclusión de la comida.

8. Examinándose asimismo

Los versos nos indican los diferentes grupos sociales que participaban de la cena. Los pobres estaban a la mercede de los ricos y los esclavos de sus amos. Los ricos comían la cena como se comían cualquier otra comida en su rutina semanal: para satisfacer el hambre.

Pero, como una comida, la cena del Señor (así como la cena pascual) tenía el efecto de aliviar el hambre, pero, su propósito principal era reconocer el cuerpo de Cristo. Rehusar esperar a otros para comer juntos absolutamente dividía el cuerpo de Cristo. Esto es lo que Pablo quería corregir, porque esta era la manera en la cual ellos estaban tomando y comiendo – “indignamente”.

Verso 27-32

De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.

28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.

29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.

30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;

32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

El contexto de estos versos no es recordar pecados personales pasados. El significado de los textos lo establece el asunto que se está considerando – “la desunión”.

Dividir el cuerpo era un asunto serio. La manera en cómo el Señor trataba con el asunto era por medio de la enfermedad, debilidad y aun muerte, para alinear a Su pueblo a sus intenciones. Lo que el comportamiento de los Corintios estaba mostrando era una negación de todo lo que los profetas habían declarado – que de toda nación Dios traería a Su pueblo, sin importar, etnicidad, clase o sexo.

La cena debía ser una buena noticia para el pobre y los oprimidos. Dios no le toleraría a los Cristianos en Corinto que dividieran otra vez lo que él había unido.

9. Lo que se debía de seguir haciendo

¿Remplazo Pablo la cena con una demostración simbólica?

Versos 33-34

Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.

34 Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.

¿Se parece esto a lo que hacemos en nuestras reuniones cristianas?

Es evidente que Pablo no remplazo el contexto original de la cena con una demostración simbólica. Eso lo hemos aceptado nosotros por seguir una tradición sin entender las implicaciones.

Cuando se reunían podían comer, pero se requería que se esperaran los unos a los otros. Si el hambre era tan fuerte que los hiciera “dividir el cuerpo” entonces, debían comer en su casa.

Estas instrucciones solo tienen sentido en el contexto de una cena no un bocadillo. Para Pablo era importante mantener la práctica de la cena completa como una demostración de una hermandad sin clases y unidad interracial, que solo es posible a través de Cristo Jesús. La cena era la cena del Señor no de los Corintios. Pablo nunca la llamo la “santa cena”.

¿Qué demuestra verdaderamente la cena del Señor?

La cena del Señor es una expresión maravillosa de la realidad del Evangelio. A pesar de las diferencias raciales, sexo, sociales y religiosas, la cena nos reúne alrededor de la mesa para un solo propósito. Como judíos, gentiles, samaritanos, extranjeros, cobradores de impuestos y hombres y mujeres – somos uno e iguales en Cristo.

Los amos les sirven a sus esclavos, los esposos les sirven a sus esposas, los ricos les proveen a los pobres. Este es el milagro y la gloria de la cena del Señor. En ningún otro contexto en la tierra esto sucede. Si alguien mirara por una ventana y nos viera celebrando la verdadera cena del Señor, lo que deberían ver es algo milagroso. ¿Sera eso lo que ven hoy?

Lo que Pablo quería corregir en estos pasajes de 1 Corintios 11 es la hermandad en el cuerpo.

10. La Copa

El pacto en el cual bendecimos a Dios y nos bendecimos los unos a los otros es el Nuevo Pacto. Es un pacto con una mejor esperanza y seguridad. Es un pacto en el cual confiadamente miramos al futuro para su venida por nosotros. La cena del Señor es un anuncio y anticipo de la gran fiesta en la cual Jesús estará en la mesa con nosotros.

Me parece que nuestra generación necesita también ser corregida en este aspecto. ¿Estaremos celebrando verdaderamente la cena del Señor o estaremos preservando una tradición carente de vida y significado?

¿Si un inconverso estuviera entre nosotros en uno de nuestros “cultos de santa cena” que impresión tendría? ¿Participarían de un banquete o fiesta? ¿Qué debería ser más sagrado: las personas o el pan y la copa? ¿Cuál es verdaderamente el enfoque: las personas o los elementos?

El daño que ha causado la ignorancia y la preservación de tradiciones totalmente desconectadas de la realidad del Evangelio por no decir paganas, ha causado que congregaciones se dividan, relaciones se lastimen, líderes y creyentes se ofendan mutuamente y todo esto para defender en muchas ocasiones lo indefendible.

¿Estaremos demostrando al mundo a que se parece la familia de Dios en la tierra? ¿Ven los inconversos una familia de hermanos? ¿Estaremos demostrando en nuestros pueblos, ciudades y naciones el milagro de la unidad en Cristo?

¿Estaremos modelando a que se parece una familia unida en amor, o simplemente conduciendo una ceremonia religiosa?

¿Tendrá sentido “tener el culto de santa cena”, para luego ir al restaurante, mientras comemos al punto de caer inconscientes, hablamos de los hermanos, criticamos al pastor, y con una sutileza perfeccionada y un vocabulario religioso dividimos lo que la cruz unió? 

En respuesta a la pregunta, ¿Debemos practicar la santa cena? Mi respuesta seria, Si a lo que nos referimos es a lo que tradicionalmente se hace, decida por usted mismo, porque no creo que a eso le podríamos llamar la Cena del Señor. La pregunta no es si debemos hacerlo, sino como se hace.

¿Qué piensas?

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