¡Ten cuidado que no te apartes de la sana doctrina por estar escuchando personas que no creen lo mismo que nosotros! ~ Un dicho común entre los cristianos.
Usualmente el tema de “la sana doctrina” refleja los artículos de fe de una denominación, concilio, red apostólica o cualquier organización que adopta un conjunto de creencias que fueron ratificadas hace mucho tiempo y que se establecen por medio del liderazgo (ancianos, diáconos, etc.) y se refuerzan a través de las clases de membresía o consolidación de una congregación.
¿Será eso a lo que Pablo se refiere cuando le dice a Tito que hable solo lo que esta de acuerdo con la sana doctrina?
Es obvio que Pablo sabia lo súper importante que es enseñar en la iglesia la sana doctrina. Para que nadie se confundiera sobre que es la sana doctrina el procede en todo el capitulo a decirle a Tito los elementos que componen la sana doctrina.
Tito 2:2-5
Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
Cualquiera pensaría que lo que Pablo consideraba como la sana doctrina era una lista de reglas y leyes que obedecer. Sin embargo lo que le presenta a Tito es que la sana doctrina tiene que ver con el dominio propio, el amor, la paciencia, y una fe sana. ¡Ay!
¡Quizás las reglas vienen en los próximos textos! Veamos:
Tito 2:6-8
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.
Según Pablo la sana doctrina tiene que ver mas con la manera en que vivimos nuestra vida los unos a los otros, a manera de ser ejemplo, haciendo buenas obras, mostrando integridad, hablando la verdad, viviendo una vida decente delante de los hombres. ¡Sorprendente! ¿No te parece?
Mas sorprendente son los siguientes versos.
Tito 2:9-11
Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador. Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
¡Un momento esto no esta fácil!
Los esclavos deben continuar sirviendo a sus amos en humildad para mostrar que son completamente confiables y de esta manera hacen atractivo la doctrina de Dios nuestro Salvador. ¡Wow!
Lo que Pablo esta comunicando aquí es que la sana doctrina tiene que ver mas con vivir una fe sincera y autentica delante del mundo y menos sobre un conjunto de doctrinas de fe.
Bueno, el capitulo esta por terminar y quizás es ahora que el va a enumerar las creencias que son la sana doctrina. ¡Veamos!
Tito 2:11-14
Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
¡Un momento, un momento por favor!
¿Por qué Pablo introduce aquí la gracia, si el tema es la sana doctrina? Hmmm.
Mientras que unos se esconden detrás de la gracia para una vida de libertinaje, y otros para debatir, Pablo nos indica que la gracia nos enseña a decir que “no” a la impiedad y deseos mundanos.
Según Pablo la gracia nos empodera para vivir la sana doctrina de una vida con dominio propio, santa y justa.
Para ponerle la cereza a la torta, termina diciendo,
Tito 2:15
Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.
La sana doctrina según Pablo la describe, implica enseñarnos unos a otros a vivir simple, en humildad, vidas santas, compasión, e integridad entre los santos y ante el mundo. ¿Cómo?
Por el poder de la gracia que nos enseña a “renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos”.
Imagínate si las iglesias hoy se enfocaran en vivir la sana doctrina y no a estar divididas por cosas de segundo orden como lo son, “el rapto”, “el hablar en lenguas”, “la predestinación”, Israel”, “si los apóstoles son para hoy o no, “si la mujer puede ser pastora” y miles de cosas como estas.
La división por causa de las doctrinas es resultado de permitir que sean mas importante que nuestra unidad en Cristo.
La unidad en Cristo no es por causa de que estamos de acuerdo en que si los niños se deben bautizar o no, o si existe o no existe el libre albedrío, o el reino milenial, o si vas a pasar por la gran tribulación. Nada de eso. Lo que nos hace uno, es Cristo.
Si el Evangelio tiene que ver con tener la información correcta, entonces estar correcto lo es todo. Pero, si el Evangelio tiene que ver con transformación, entonces, ser conformado a la imagen de Cristo lo es todo.
Me parece que lo que Dios unió en el Espíritu, los hombres lo han separado con doctrinas.
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Ninguno de nosotros esta 100% correcto en todo lo que cree, aunque nos tratemos de convencer que si lo estamos. Lo glorioso de esto es que no lo tenemos que estar. Lo que debemos hacer es seguir permaneciendo en El y el nos guiara a toda verdad.
Cuando el Evangelio se reduce a tener las doctrinas correctas es fácil condenar, desacreditar, hablar por la espalda, y decir mentiras de aquellos que no están de acuerdo contigo, y aun peor que ni siquiera conoces personalmente. Y todo esto a nombre de la sana doctrina.
El Evangelio se vive mejor, no porque estamos de acuerdo en todo, sino cuando podemos amarnos a pesar de los desacuerdos.
1 Juan 4:20
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
Por mas de 300 años en la iglesia del primer siglo circulaban diferentes posturas relacionadas a la vida después de la muerte, el infierno y otras. Un poco de lectura sobre la historia de la iglesia revela que ellos no vieron la necesidad de tener que convencer a todo el mundo de que ellos estaban bien y todos los otros mal.
Fue solo después que Constantino cambio el paradigma de “parecerse a Cristo” (Orthopraxia) a uno de “exactitud” (Orthodoxia) que los cristianos comenzaron a perseguirse los unos a los otros sobre diferencias de opiniones y doctrinas.
En ningún lugar se nos dice que el Evangelio es tener la información correcta. Lo contrario, se nos enseña que es una experiencia transformadora con Cristo.
Esta transformación es el fruto de permanecer en Cristo así como el habita en nosotros.
A través de este proceso de transformación, nuestra carne es diariamente crucificada y la nueva naturaleza que hemos recibido - “la nueva criatura” – se manifiesta en nosotros.
Es un constante intercambio de muerte por vida, en el cual el poder de la resurrección cada vez se revela mas en nosotros y nos transforma en personas que se parecen a El.
Si la doctrina que defiendes, no te transforma a la imagen de Cristo, y las evidencias de la sana doctrina según la describe Pablo no se manifiestan en ti, es probable que lo que has creído suene interesante pero no es transformador.