Estar en Cristo (Postrer Adán) es tener su vida y naturaleza. Ahora tu herencia proviene de lo que en Cristo el Padre te ha hecho en su Hijo por lo tanto la herencia que recibiste del primer Adán ha sido crucificada en Cristo para que disfrutes por su gracia de todos los beneficios de la salvación.
No entender esta diferencia ha llevado a muchos hijos de Dios a vivir por debajo de sus privilegios y a no disfrutar de los beneficios que la salvación le provee. Tu identidad en Cristo tomo un nuevo significado. Este entendimiento te impartirá una nueva apreciación de lo que significa estar en unión con Cristo.
Por estar en Cristo el asunto de la naturaleza pecaminosa ha sido crucificado y una nueva naturaleza te ha sido impartida. Una naturaleza divina.
Aquí te comparto una comparación entre el Primer Adán y el Postrer Adán (Cristo) para que seas afirmado(a) en lo que en Cristo se te ha impartido.
Primer Adán
1. Heredamos su naturaleza.
2. La muerte llego a nosotros por causa de su pecado.
3. Estábamos eternamente perdidos por la naturaleza que heredamos de él.
4. No hicimos nada malo para recibir su naturaleza.
5. Ninguna cantidad de buenas obras puede cambiar nuestra naturaleza pecaminosa.
6. Nacimos de esa manera.
7. Adán fue tentado – ¿Con que Dios os ha dicho…?
8. Creyó en la mentira de lo que ya él era.
9. Pecamos porque somos pecadores. No somos pecadores porque pecamos.
Postrer Adán (Cristo)
1. Se nos impartió su naturaleza.
2. La vida llego a nosotros por su justicia.
3. Somos eternamente salvos por lo que él hizo.
4. No hicimos nada bien para recibir su naturaleza.
5. Ninguna cantidad de obras muertas puede cambiar nuestra nueva naturaleza.
6. Nacimos de nuevo de esta manera.
7. Jesús fue tentado: Si eres el hijo de Dios…
8. Jesús no tenía que probar quien el sabía que era.
9. Hacemos el bien porque somos justos – no somos justos porque hacemos el bien.
Romanos 5:17 – Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
