La mayor amenaza contra el Evangelio no es el Islam sino el legalismo. No es la amenaza externa de otra religión sino la incapacidad que produce el legalismo.
Credito de imagen: Aleksandar Mijatovic
Al legalismo que me refiero es a la mezcla que ocurre cuando añadimos cualquier clase de obra a lo que ya Jesús logro en la cruz. Las obras son las actividades en las cuales participamos para recibir lo que ya por gracia nos ha sido dado.
El legalismo sucede cuando confundimos el Viejo Pacto con el Nuevo Pacto – cuando se mezcla la ley con la gracia o las obras y la fe.
Gálatas 1:6-9
Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciaren otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Regresar a la gracia de Cristo es el único antídoto efectivo contra las sutilezas del legalismo religioso.
La palabra legalismo provoca diferentes reacciones en las personas. Para algunos le recuerda reglas impuestas de vestimenta, abstinencia a ciertos lugares – como el cine, asociación con ciertas personas, cuidarse del espíritu de Jezabel (exclusivo para las mujeres) y miles de otras versiones que si usted estuvo en algo similar sabe de qué se trata ese asunto.
Aunque ese estilo de legalismo que pudiéramos llamarlo “legalismo externo” ha dañado a millones de personas – no es esa versión de legalismo la más peligrosa, sino una más profunda, siniestra y mortal – “el legalismo interno”.
Estoy usando esta palabra legalismo para describir la manera en cómo se interactúa con Dios, se definen los términos de la bendición y favor de Dios, y se establecen las condiciones que determinan el aumento o la disminución de la aprobación de Dios. Un ejemplo clásico de esto es: “no faltes a los cultos y veras como Dios te bendice mucho más”.
Es el síndrome de “nunca es suficiente”. Esta versión de legalismo predica que nada es suficiente, nunca has dado lo suficiente, nunca has hecho suficiente, nunca has orado suficiente, nunca tiene fe suficiente – como resultado el sentimiento que se produce es culpa, incómodamente indignos y parcialmente merecedores del amor de Dios.
[pullquote position=»right»]Muchos han sido libres del legalismo externo para caer en un legalismo más difícil de reconocer que es el legalismo “invisible” o como ya mencionamos el legalismo “interno”.[/pullquote]
Esta clase de legalismo acepta la obra de Cristo como completa, pero enfatiza “nuestra parte” para asegurar la bendición. Este razonamiento usa un lenguaje muy creativo para enfatizar nuestra “responsabilidad”, pero su fundamento esta defectuoso. Esta clase de legalismo es más difícil de identificar y aun más difícil para ser libre de él.
Esta clase de legalismo forma mentalidades que silenciosamente afectan la manera en cómo vivimos nuestra vida en Cristo y nuestro servicio a Él y su propósito. Esto no es intencional sino la confusión que produce no entender los DIFERENTES PACTOS que Dios hizo con Abraham, Moisés y Jesús.
Antes de escribir mi segundo libro El Maravilloso Evangelio de la Gracia yo predicaba que la bendición de Dios dependía del cumplimiento de ciertas condiciones. Hoy más que nunca estoy convencido que la bendición del Padre solo viene porque Cristo cumplió todas las condiciones por mí. En la cruz el exclamo: “Consumado es”. La palabra Griega usada en ese texto es “teta lestai” que significa “pagado por completo”. Es un término financiero que significa «no hay ninguna deuda a pagar».
Millones de creyentes se congregarán este fin de semana sin tener una idea de lo que se logró en la cruz. Nunca disfrutarás de tu herencia mientras permaneces ignorante a lo que legalmente te pertenece. (Galatas 4:1 – Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo…)
Para apreciar verdaderamente la GRACIA DE DIOS tenemos que entender lo que la obra perfecta de la cruz significa para nosotros.
En la Cruz:
- El viejo pacto se hizo obsoleto y desapareció.
- Cada pecado – pasado, presente y futuro – fue perdonado y removido.
- La enfermedad, muerte y el infierno fueron derrotados para siempre.
- Fuimos crucificados, sepultados, y resucitados con Jesús.
Por causa de la Cruz:
- Hemos sido hechos una nueva criatura, recreados en Cristo Jesús.
- Hemos sido sentados en lugares celestiales a la diestra del Padre.
- Reinamos en vida como Reyes.
El legalismo externo o interno diluye la obra perfecta y gloriosa de la cruz. Mezclar la ley y la gracia causa que el EVANGELIO sea contaminado. No separar los pactos crea confusión y duda.
Para muchos la GRACIA es una doctrina para debatir, parte del currículo de teología sistemática para enseñar, o una doctrina más de la Biblia. La GRACIA es la esencia misma de Cristo, lo que él hizo o como se relacionará con nosotros para siempre. Para entender la gracia en su totalidad, tenemos que pensar en ella como una persona: Cristo mismo.
Juan 1:17
Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
En cuanto a mí se refiere, quiero pasar el resto del tiempo que me queda en el planeta, declarando sin reservas EL MARAVILLOSO EVANGELIO DE LA GRACIA DE DIOS EN CRISTO.
Estoy seguro que más de uno se está preguntando: ¿y cuál es nuestra parte?
Nuestra parte es CREER estas BUENAS NOTICIAS – o acaso no es eso lo que significa EVANGELIO. Esa es la verdadera fe – creer a lo que ya Dios LOGRO en Cristo en la Cruz. Solo la fe agrada a Dios.
La Palabra enseña que la fe fue depositada en nuestros corazones cuando creíste a la verdad del mensaje del Evangelio (2 Corintios 5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados…)
Ya tienes la fe que necesitas – ahora ejercítala. Simplemente descansa y recibe lo que ya como hijo por gracia has recibido como herencia. Cuando este es tu fundamento servirás apasionado, vivirás realizado y sabrás quien eres no por tus obras sino por la obra de AQUEL que nos amó sin condiciones.
Hebreos 12:28-29
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.
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