Hay momentos en ciertos argumentos donde hay que hacer movidas definitivas para que las partes involucradas estén claros en cuál es el tema central que se esté considerando. Esto es lo que está sucediendo en los versos del 21 al 31 de este capítulo cuatro.
Los asuntos sobre la mesa están tan interconectados, que para los Gálatas es difícil entender de qué se trata cada cosa. Como si la intensión hubiera sido ponerle fin al argumento, Pablo, quiere hacer claro de una vez y para siempre, quien verdaderamente es la familia legitima de Dios.
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Los perturbadores reclamaban que tenían la ley a su favor. Esto era lo que ellos habían usado desde el principio, insinuando que Pablo, no había sido claro con los Gálatas, y no le había contado toda la historia.
Para los perturbadores no había problema que los gálatas creyeran en el mensaje del evangelio, pero si deseaban participar de todos los beneficios y ser hijos legítimos de Abraham, tenían que obedecer la ley, incluyendo ser circuncidados, lo cual era lo más básico que un gentil podía hacer. Era como decir un poco de Cristo y un poco de Moisés es lo que te hace ser de los nuestros.
Pablo tenía otra cosa en mente y no le iba a permitir que siguieran confundiendo a los creyentes en galacia con un tema que él conocía muy bien, la ley – los primeros 5 libros de la Biblia, que es el tema que controla todo el argumento.
Verso 21
Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?
Para traer definición al asunto se remonta a uno de los episodios más interesantes en el libro de Génesis: la historia de la esposa y la concubina de Abraham y los hijos de cada una de ellas.
La historia se relata en el capítulo 16 y 21 de Génesis. Antes del nacimiento de Isaac, Sara le sugiere a Abraham y según las costumbres de ese tiempo, que tomara a la esclava de la casa como su concubina, tuviera un hijo con ella, el cual se contaría como si fuera hijo de Sara. Abrahám estuvo de acuerdo, pero Dios no.
El plan no le trabajo como acordaron. Agar la esclava quedo embarazada, y procedió a celebrar su superioridad sobre la todavía estéril, Sara. No tener hijos, en aquella cultura, era una vergüenza para una mujer. Sara la hecho de la casa, luego Agar regresa a la casa y dio a luz a un hijo, Ismael.
Luego, según la promesa Sara queda embarazada y da a luz a su hijo Isaac. Pasado un tiempo, Sara tuvo celos de Ismael, por causa de Isaac y hecho al muchacho y su mama fuera de la casa. Ismael se convirtió en el padre de los árabes – Isaac fue el padre de Jacob y Esaú, y de allí de Israel como nación.
Verso 22
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.
Es probable que los perturbadores estaban usando esta misma historia a su favor y torcían su significado para ajustarlo a su agenda; hacer que los gentiles se circuncidaran para que fueran hijos legítimos de Abraham, según ellos.
Pablo toma el mismo suceso y lo invierte, bueno asumamos que es cierto que Abraham tiene dos familias, ¿Cómo puedes saber cuál es cuál? ¿Cuál de las dos familias es la familia de esclavos, y cuál es la libre?
La única forma de saberlo es que la familia de Isaac es la familia que fue creada por causa de la promesa. (No olvides que el tema sobre el cual todo esto se desarrolla es la promesa que Dios le hizo a Abraham en el capítulo 15 de Génesis)
Es como decir, Ismael no es hijo de la promesa por lo tanto es “según la carne”, Isaac es el hijo de la promesa, nació según la voluntad de Dios. La primera fue invención humana la otra participación divina.
Verso 23
Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa.
De aquí en adelante todo lo demás comienza a tener sentido. Ya Pablo había mostrado que la ley dada en el Sinaí, funciono entre el tiempo de Moisés y la llegada del Mesías, como el tutor, el ayo, el guardián que los supervisaba como a niños. Por lo tanto, la ley en sí misma, lo que produce son Ismaeles, hijos esclavos.
Versos 24-25
Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.
El punto de Pablo es que la ley a la cual apelan los perturbadores fue dada en el Sinaí y lo que produce son esclavos “Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud”.
Así se ve el cuadro hasta ahora:
Isaac Ismael
Promesa Carne
Libre Esclavo
Sinaí
El argumento se eleva a otro nivel cuando Pablo señala que la cede de donde ellos reclaman su autoridad es la “Jerusalén actual” – a diferencia de la “Jerusalén de arriba”. Para demostrarlo cita a Isaías 54, dirigido a Jerusalén misma donde se le promete que ella, aunque estéril tendrá más hijos que la que tiene marido.
Versos 26-27
Más la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido.
Ahora el cuadro se ve así:
La Jerusalén de arriba La Jerusalén actual
Estéril, pero ahora fructífera En esclavitud con sus hijos
Para sellar el argumento de una vez y por todas hace dos movidas más.
Primero, todos los que creen en Cristo y confían en la promesa que Dios ha hecho, en vez de su identidad “según la carne”, son de la familia de Isaac, mientras que los que reclaman representar a la Jerusalén actual pertenecen a Ismael.
Así se ve con los Gálatas:
Gálatas creyentes Los perturbadores con base en Jerusalén
Confían en Dios por el Espíritu Confían es su identidad nacional
Verso 28
Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.
Segundo, los hijos de Ismael perseguirán a los hijos de Isaac; pero eventualmente serán echados fuera. Es la familia de Isaac, no la de Ismael quien hereda según la promesa.
Finalmente así se ve:
Gálatas creyentes Perturbadores de Jerusalén
Perseguidos Perseguidores
Heredaran Serán echados fuera
Versos 29-31
Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
Pablo no elabora sobre que significa ser “echado fuera” en relación a los perturbadores que vinieron de Jerusalén. El énfasis que él quiere hacer es que “nosotros” – Pablo y los que han creído al evangelio, no se pueden considerar como ciudadanos de segunda clase o hijos ilegítimos de Abrahám.
Esos que creen al mensaje del evangelio son como Isaac, el pueblo de la promesa, la verdadera y libre familia de Dios, después de todo, se requirió un milagro para que Isaac naciera y se requirió un milagro para que tu nacieras de nuevo. Bienvenido(a) a la familia legitima de Dios, que no fue creada por voluntad de hombre sino de Dios mismo.
Juan 1:12-13
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
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