El primer día de Adán en la tierra fue un día de descanso. Dios creó al hombre en el sexto día, y el primer día completo de la existencia del primer hombre en la tierra fue un día de reposo, aquel día se convirtió en el primer día para el hombre. (Génesis 1:31; 2:1)
En el Nuevo Testamento Dios termina y perfecciona la obra de la nueva creación en el Señor Jesucristo, y entra a Su descanso, es el reposo de Dios y es allí donde nosotros comenzamos. Ese es nuestro primer día – el descanso de Dios (Hebreos 4).
Nuestro comienzo en Cristo es en algo que ya es perfecto. Esta perfección a la cual somos bautizados al creer (por la fe) es el fundamento para el “Pacto Eterno”.
Hebreos 13:20
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno…
Las implicaciones del “Pacto Eterno” para tu vida en Cristo son trascendentales porque te establece en un fundamento perfeccionado y se convierte en tu punto de partida. Esto no tiene que ver con como tu te consideras a ti mismo o como te sientes (indigno, inmerecido, etc.) sino que es el lugar donde el Padre te establece por causa del sacrificio del Hijo Eterno.
En Cristo, tu y yo nunca podremos ser mas perfectos de lo que ya somos. Esa perfección puede que sea forjada en nosotros progresivamente, pero en cuanto al fundamento de nuestra aceptación, somos – «aceptados en el Amado», y Él satisface totalmente al Padre; El Padre ha venido a descansar en él. La obra es perfecta.
Tu aceptación siempre es en relación a lo que Dios se había propuesto en sí mismo hacer en Cristo. Hasta que esto no este claro, cuando la obra de Dios en nosotros comienza para conformarnos a la imagen de su Hijo, no tendras nada firme sobre lo cual apoyarte y descansar.
Si Dios comienza a tratar contigo en disciplina, o corrección, en entrenamiento o formación y le atribuyes eso a que tu eres malo, a una maldición generacional, o la paga por un pecado escondido – y piensas que tienes que hacer algo para que Dios te acepte, eso significa que no has entendido el Nuevo Pacto.
Nunca serás más aceptable para Dios de lo que ya eres, no importa lo que Dios haga en ti. Tu has sido ACEPTADO no en base a lo que eres, no importa lo bueno o malo que eso pueda ser, tu aceptación es en el AMADO.
Efesios 1:6
para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
La perfección de Cristo es la medida de tu aceptación. ¿Crees que le puedas añadir o restar? Tu vida en Cristo comienza en Su perfección no la tuya. Independientemente de cómo te puedas sentir hoy, tus sentimientos no son los que determinan si eres aceptado(a) o no.
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El “Pacto Eterno” significa que tu aceptación está establecida sobre la realidad de que Dios está totalmente satisfecho con Su Hijo. Si nuestra aceptación fuera basado en lo que nosotros hacemos, no seria un “Pacto Eterno” – no tendríamos seguridad de nada.
Todo estaría relacionado a cómo será nuestra condición “mañana”. Lamentablemente así hay muchos, sufriendo innecesariamente porque piensan que Dios los abandonó porque ya no oran, ayunan, o se “santifican” como antes.
A través de mis años en el Señor he visto como creyentes que consideran que su aceptación es basada en lo que ellos hacen, cuando experimentan algún cambio que interrumpe sus actividades sienten como si Dios los hubiera abandonado.
Este “sentido de abandono” es una ilusión de la mente y la carne que desean gloriarse en atribuir su estado a “algo que la persona hace”. Por ejemplo, “si oro mucho, Dios está muy cerca de mi”. Cuando por alguna razón cambia la cantidad de tiempo que la persona ora, sea esto por enfermedad o cualquier otra razón – la persona “siente” que Dios lo abandonó
Tu aceptación no es basada en lo que haces o en lo que serás, ya eso está resuelto en Cristo. Lo que experimentes en tu formación y desarrollo de vida en Cristo, es Dios afirmando en ti lo que ya es una verdad en Su Hijo, pero no cambia los términos de tu aceptación.
Descansa.
