El Postrer Adán


Cristo Jesús no es un segundo Adán, sino el postrer Adán. Él es otro Adán. Nunca volverá a existir otro igual. El primer Adán es el representante de todos los seres humanos. Todos descendemos de él, nacidos bajo su gobierno o nacidos en él.

pastor tommy moya

Por lo tanto, desde que hacemos aparición en el planeta, somos pecadores. El postrer Adán es el representante de todos los justos. Él fue concebido por el Espíritu Santo. Como tal, es completamente divino. Nacido de la virgen María, también fue totalmente humano, así como nosotros.

Pero, a diferencia de nosotros el nunca “estuvo” en el «primer Adán”. El no nació pecador. Él es otro Adán. El vivió una vida sin pecado, y fue obediente hasta la muerte.

El primer Adán peco. El postrer Adán vivió sin pecado. El primer Adán merece muerte, pero no recibió lo que se merecía. El postrer Adán no merecía muerte, pero murió en el lugar del primer Adán que la merecía. (Romanos 5:1-21)

Lo que sucede cuando una persona cree (pone su confianza en la obra perfecta de la cruz) es maravilloso. En ese momento de fe, la historia de Cristo Jesús se convierte en la historia de ellos.

Esto sucede instantáneamente y sobrenaturalmente. Es algo que Dios hace en ellos. Lo que esto significa es que antes de creer, Jesús murió por ellos; luego de creer Jesús murió como ellos. Tomate un minuto y adora al Señor.

Los que hemos creído en Cristo hemos sido absorbidos en El, y las Escrituras son enfáticas en esto – habiendo creído, morimos, y habiendo muerto, fuimos resucitados a una nueva vida en El.

En ese momento de fe pasaste de estar muerto en tus pecados (en el primer Adán) a estar vivo en Cristo., el postrer Adán. Por haber sido justificado por Su justicia, fuiste inmediatamente sentado en lugares celestiales. Respira profundo y repite conmigo, GLORIA A DIOS.

Todo lo que eso implica en beneficios, es tuyo desde ese momento (Efesios 1:3-2:10). Ya no estás en el primer Adán. Estas en Cristo. Pasaste de viejo a nuevo, de pecador a santo, de muerte a vida, de tinieblas a la luz, de lo temporal a lo eterno. Si esto no te emociona tomate el pulso, solo un muerto no diría amen.

[shareable]Pasaste de viejo a nuevo, de pecador a santo, de muerte a vida, de tinieblas a la luz, de lo temporal a lo eterno.[/shareable]

Si eso fuera todo tendríamos suficientes motivos para vivir agradecidos toda la vida, pero hay mucho mas.

La historia de Cristo Jesús se convierte en tu historia. Así como el nació como el postrer Adán por el Espíritu, tu naces de nuevo en el postrer Adán por el Espíritu. Todos los que creen en Cristo nacen de nuevo. En los que creen se concibe una nueva naturaleza.

Esta nueva vida es espiritual y perfecta, así como la que tuvo Jesús. Si no fuera por la regeneración y la presencia del Espíritu en la vida del creyente, la fe solo fuera un cambio de posición. Lo que cambio fue en quien estaba, se movió de un Adán a otro.

Pero, lo que sucedió es mucho más que eso. Los que han creído no solo están “en Cristo” sino que «Cristo está en ellos”. El haber creído cambio la posición, el estado, y la condición.

El día que naciste de nuevo también se celebró un funeral, se enterró la vieja vida y renaciste a una nueva vida, la vida de Cristo en ti. Este tema lo estudiamos a profundidad en el primer curso de la Comunidad Virtual Transformados En Cristo, esta compuesto por 9 lecciones. Para más información oprime aquí.

Según Pedro, todo esto se concibió antes de la fundación del mundo,

1 Pedro 1:20

ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,

En la cruz, Jesucristo literalmente se convirtió en una ofrenda por el pecado por causa de que el llevo las iniquidades de todos nosotros. El hizo esto en un intercambio de vida. Los pecadores que creyeran en su sacrificio perfecto serian declarados justos, así como él fue hecho pecado por nuestros pecados.

2 Corintios 5:21

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Dios en su paciencia no tomo en cuenta los pecados pasados de los hombres (pecados que solo fueron cubiertos por la sangre de animales) para poder tratar de una vez y para siempre con el pecado, por el cordero que derramo su sangre en la cruz.

Jesús fue el Sacrificio Perfecto, ofrecido en el momento perfecto, una vez y para siempre (Romanos 3:21-26).

Toma un minuto y piensa en las implicaciones de la declaración “una vez y para siempre” (Hebreos 8:1 hasta Hebreos 10:25)

Hebreos 10:12

Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios

Esto significa que fue suficiente para todos los pecados que ya se habían cometido, en los cuales Dios tuvo paciencia y los paso por alto. También significa que es suficiente para todos los pecados futuros – aquellos que todavía no han sido cometidos, y los que no has cometido al momento de leer este artículo.

Por esta razón en Cristo tú has sido mucho más que perdonado, también has sido justificado. El perdón trata con el pasado, los pecados que ya se cometieron. La justificación trata con el pasado y el futuro. La gente a quien Dios ha declarado «justos» no pueden ser hallados culpables jamás. Esto es fundamental en el Evangelio y necesario para vivir en el Espíritu.Esa es la razón por la cual para los que estan en Cristo, no hay condenación. 

Para Dios los que están en Cristo no son considerados pecadores sino santos. Por cuanto todo lo que sucedió en la cruz fue de «una vez y para siempre«, es retroactivo. Además, solo hay una forma de pasar de un estado a otro – “por gracia por medio de la fe”.

Todos los que están en el primer Adán son pecadores. No importa cuántas cosas buenas hagan no pueden cambiar su condición. No es un asunto de “hacer” sino de “ser”. Pero, ese mismo pecador cuando cree, es instantáneamente trasladado de Adán a Cristo, y Cristo en ellos, de aquí la realidad de la transformación. 

Ya dejan de ser pecadores y son santos (gente justificada). Ninguna cantidad de cosas que hagan los puede hacer más justos o santos. Esta realidad, aunque básica en el Evangelio para muchos creyentes, es desconocida.

La mezcla de pactos hace imposible comprender esta libertadora verdad. Tú has recibido una nueva naturaleza y lo que Dios ha hecho en ti y por ti es irrevocable. Eso no significa que todo será fácil. Tu nueva vida en Cristo está envuelta en un traje de carne que su marca es “Adán”. Dios puso la nueva criatura dentro del estuche donde estuvo la vieja criatura. 

A la medida que nuestra identidad mantenga lazos de quienes éramos y no quienes somos en Cristo la tendencia es a comportarnos de esa manera.

Por esta razón, estar claros en las riquezas del Nuevo Pacto es fundamental. El Evangelio (la Buena Noticia) es tan necesaria para los que ya han creído como para los que necesitan ser evangelizados.

A la medida que seamos edificados y afirmados en el Nuevo Pacto, Cristo sera manifestado en nosotros. Hemos sido hechos participes de Su propia vida. 

Gálatas 2:20

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Los que han creído no son transformados por medio de la modificación del comportamiento. Los creyentes son transformados por medio de la renovación del entendimiento por el poder del Espíritu Santo. Y todo eso es posible por causa del postrer Adán. Nunca más será necesario otro igual. Ya Él lo hizo todo. ¡Y a su nombre – GLORIA!

2 Corintios 3:18

 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

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