La iluminación del entendimiento y el conocer la esperanza a la cual hemos sido llamados resalta las deficiencias de una teología defectuosa y el fallo de la iglesia institucionalizada.
Este “descubrir” del verdadero evangelio, junto a la facilidad de tener un megáfono en la mano por medio de las redes sociales, le permite a cualquiera expresar sus quejas y convertirse en un crítico de todo con lo que no está de acuerdo.
Sin embargo, es importante que esas voces también comuniquen un mensaje constructivo. Si lo único que vemos son fallos y deficiencias (lo cual tenemos todos, no importa cuán correcto usted crea que es su Teología) es muy fácil envenenarse con amargura y lastimar a otros. Este es un lugar peligroso y no refleja el corazón del padre.
La corrección que no provee una mejor esperanza no provoca cambios. Es la esperanza de algo mejor la que causa que otros consideren la propuesta y estén dispuestos a aceptar nuevos modelos y paradigmas.
Los evangelios nos muestran que el primer mensaje de Jesús no fue atacar el sistema y/o a los que no estaban de acuerdo con el, sino proclamar una mejor esperanza.
Marcos 1:14-15
Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
La esperanza no es un nuevo sistema, un conjunto de creencias, nuevos credos religiosos, o alianza con una nueva denominación, movimiento, o celebridad. Nuestra esperanza es simplemente, Cristo en nosotros.
Colosenses 1:27
a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria
La mejor proclamación que podemos hacer no son denuncias a los sistemas políticos y/o religiosos (lo cual tiene su lugar en el espíritu y actitud correcta) sino la aclaración del misterio que había estado oculto pero que ahora ha sido revelado.
Ese es el espíritu de la profecía. La verdadera profecía anuncia una mejor esperanza, porque su propuesta es que todo ha sido hecho nuevo, Dios ha reconciliado todo en Su Hijo, y hemos sido invitados a anunciar y a manifestar lo que ya en Cristo, el Padre ha logrado. (2 Corintios 5:17-20)
Apocalipsis 19:10
Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
Seamos más edificadores y proclamadores de esperanza, que guerrilleros evangélicos. Después de todo, si no tienes algo sobre que edificar después de haber derribado lo anterior estás hablando desde tus heridas no desde una transformación.
