Fue en el año 607 a.C. El pueblo de Dios se había apartado bajo el reinado de Joacim. La condición política y la fatiga habían hecho su trabajo. La tarea profética no era fácil; profetizar en medio de esta condición, que venían 70 años de cautiverio reto la misma humanidad del profeta al punto de llevarlo primero a expresar sus quejas ante lo que sus ojos estaban viendo.
Habacuc 1
Nueva Traducción Viviente (NTV)
¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh Señor? ¡Pero tú no escuchas! ¡Hay violencia por todas partes!, clamo, pero tú no vienes a salvar.¿Tendré siempre que ver estas maldades? ¿Por qué debo mirar tanta miseria? Dondequiera que mire, veo destrucción y violencia. Estoy rodeado de gente que le encanta discutir y pelear. La ley se ha estancado y no hay justicia en los tribunales. Los perversos suman más que los justos, de manera que la justicia se ha corrompido.
La fecha es representativa, los acontecimientos fueron reales, las preguntas siguen siendo las mismas. ¿Tendré siempre que ver estas maldades? ¿Por qué debo mirar tanta miseria? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. (vers. 3)
Nada de lo que estaba sucediendo era por falta de oración. El profeta lo primero que exclama es: ¿Hasta cuándo, oh Jehová clamare y no oirás, y daré voces a ti a causa de violencia, y no salvaras?
Parecía como si el “cielo hubiera estado en silencio”. Así es que se siente cuando se pierde un hijo o una hija por un acto de violencia irracional. Así es que se siente cuando la enfermedad se prolonga y la sanidad no llega, así es que se siente cuando el hijo nació con una condición física y no podrá disfrutar de los simples placeres de la vida. Así es que se siente para la mujer que quedo abandonada y tiene que criar sus hijos sola. Así es que se siente cada vez que la enfermedad mental toca tu casa y no puedes disfrutar la vida junto a tus hijos o hermanos. Así es que se siente luego de regresar del médico con un diagnóstico de cáncer. Es como si el cielo estuviera en silencio.
Se cuenta la historia de un sobreviviente que naufragó en una pequeña embarcación y fue arrastrado hasta una isla inhabitada.
Oró fervientemente para que Dios le rescatara y cada día miraba al horizonte para ayuda, pero nada sucedía. Muy cansado logró edificar una pequeña casucha que lo protegiera y poder guardar sus pocas pertenencias.
Pero un día al regresar de buscar comida – encontró su casucha en llamas y el humo llegaba al cielo. Perdió todo lo que tenía. Airado y sentido por la pérdida grito:
¡Dios por qué tú me haces esto!
Temprano al otro día, fue despertado por el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a buscarlo.
¿Cómo supieron que yo estaba aquí – él le preguntó? Ellos le respondieron – vimos la señal de humo que hiciste!
Quizás de las cosas más difíciles en la vida es encontrarle sentido y significado a los incidentes que parecen no tener un propósito específico. Esta es la razón por la cual el profeta Habacuc comienza su libro con una queja. Lo que veía era inconsistente con lo que él creía.
Es ante esos momentos inexplicables cuando más vulnerable somos. Las quejas, las preguntas, la fe se debilita, se te nubla el entendimiento, el cantico se convierte en una queja, todo pierde su brillo y como si esto fuera poco “el cielo está en silencio” ¿Has estado ahí? ¿Te identificas?
Para Habacuc la respuesta que el Señor le daría no sería la más alentadora, probablemente la que él no quería oír. “Si os contare, no la creéis” (ver. 5)
Hoy quiero compartirte 3 cosas que nos hace bien entender “Cuando el cielo está en silencio”.
1. Puede que estés pasando por uno de los momentos más difíciles de tu vida. (Ver. 1-3)
A veces parece ser que todo viene a la misma vez. Oras, ayunas, lloras, buscas consejo, lees, te congregas buscando una palabra de Dios, pero el cielo está en silencio. Te sientes como Habacuc tan cansado que oraba y asumía que Dios no lo escucharía.
V.2 ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré y no oirás, y daré voces a tú a causa de la violencia, y no salvarás?
Esto lo podríamos llamar un desánimo crónico, una fe cansada de pedir ¿Hasta Cuándo?
¿Hasta Cuándo?
- Tendré que estar sola diría la mujer después de un inesperado divorcio
- Tendré que estar solo exclamaría el hombre
- Tendré que ver a mi hijo en esa condición
- Seguiré en esta situación económica
- Tendré que llevar este dolor en el alma
- Tendré que ver a los justos sufrir y al malo prosperar
Esta fue la exclamación de varios en las escrituras ante las situaciones que estaban viviendo.
Una de las cosas más hermosas de la palabra es que no esconde la fragilidad humana. En ella usted encuentra los pecados más violentos, las injusticias más perversas, las familias más disfuncionales, las historias más crueles.
Pero, también encontraras la realidad de un Dios que sabe darle buenas conclusiones a malas historias. Cuando para ti el cielo está en silencio es posible que estés pasando uno de los momentos más difíciles de tu vida.
2. Cuando el cielo está en silencio, podemos concluir que toda esperanza está perdida. V.4
Habacuc llegó a una conclusión peligrosa – El asumió que Dios se había apartado de la situación y estaba permitiendo que el mal reinase.
Sin embargo 20 años antes, aquel pueblo había descubierto la ley de guerra en Deuteronomio 20, pero la ignoraron.
“Deuteronomio 20:1 – “Cuando salgas a la guerra con tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tu no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto”.
Aquella desobediencia produjo un estado de ética situacional. En otras palabras la obediencia estaba condicionada a la situación. Dicho de otra manera “obediencia selectiva”. El resultado fue desánimo – letargo espiritual y desesperanza. Aquel estado era insoportable y muy difícil para complacer.
Así también somos nosotros en tiempos de angustia y cuando el cielo está en silencio.
3. Cuando el Cielo Está en Silencio - Dios continúa cumpliendo su propósito. (Vers. 5 y 6)
La lección de esta historia implica que silencio temporero no significa negligencia permanente.
La respuesta del cielo cuando Dios te hable puede ser extraña. Dios le dijo al profeta que el levantaba a los caldeos – nación cruel y presurosa. Muchas veces Dios permite y hace cosas raras por la misma razón de aquel pueblo. V.5 “si se nos contara no creeríamos”
Esto es bien raro, pero Dios estaba trabajando en ellos como está trabajando en ti. A primera vista no tiene sentido, es injusto, no tiene propósito. Es posible que muchas preguntas se queden sin respuestas, pero Dios cuidara de los suyos aun ante las cosas inexplicables de la vida.
Recuerdas la historia del principio – una aparente tragedia produjo el rescate de aquel hombre.
La próxima vez que las casuchas que has construido para protegerte de la vida se te estén quemando – es muy probable que esa señal de humo sea la que te muestre la gracia de Dios como nunca antes.
Para Habacuc la reacción inmediata fueron quejas pero la conclusión fue una alabanza.
El mismo que exigió una respuesta ante las injusticias de la vida, es el mismo que concluye con una alabanza al Dios soberano y sustentador de todas cosas.
Habacuc 3:17-19
Nueva Traducción Viviente (NTV)
17 Aunque las higueras no florezcan
y no haya uvas en las vides,
aunque se pierda la cosecha de oliva
y los campos queden vacíos y no den fruto,
aunque los rebaños mueran en los campos
y los establos estén vacíos,
18 ¡aun así me alegraré en el Señor!
¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!
19 ¡El Señor Soberano es mi fuerza!
Él me da pie firme como al venado, [a]
capaz de pisar sobre las alturas».
(Para el director del coro: esta oración se acompaña de instrumentos de cuerda).
Compártenos tu testimonio de como Dios se te ha revelado en los momento difíciles de tu vida.