Cristo Jesús se hizo como nosotros para que nosotros pudiéramos ser como El. En la encarnación se unió lo divino con lo humano para que en la regeneración se uniera lo humano con lo divino.
El día que naciste de nuevo algo maravilloso sucedió, el Espíritu Santo te impartió una nueva naturaleza que hizo posible que fueras hecho uno con Cristo eternamente y para siempre.
1 Corintios 6:17
Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
Es por causa de esa perfecta unión que ahora, el que ha nacido de nuevo tiene al Cristo glorificado viviendo en el o ella, en tiempo real. Ahora, Cristo se ha convertido en la Vida de su vida de tal forma que podemos decir lo que Pablo dijo, “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia” – Filipenses 1:21.
Desde ese momento se inicia una transformación que tiene como objetivo y meta final la madurez y la conformidad de nuestra vida a Su perfecta vida. Una nueva Vida sobrecoge nuestras mentes, nuestros corazones, nuestras voluntades para que a través de nuestra vida, haya una expresión real de Cristo en nosotros.
De primera mano esto parece una imposibilidad cuando la comparamos con nuestras realidades humanas. Como Nicodemo nos preguntamos, “¿Cómo puede hacerse esto?
La pregunta es lógica a la luz de las experiencias que se viven a diario.
Probablemente en tu lugar de trabajo no recibes ninguna simpatía o ayuda de tus compañeros, mas bien lo que recibes es el ridículo y la burla. Quizás tu vida se ha caracterizado por inconsistencia y derrotas en áreas que no has podido vencer.
La cantidad de posibilidades que se pueden considerar como un obstáculo para vivir esta clase de vida son infinitas. Y no es para menos. Sin embargo, el Señor no solo quiere vivir su vida a través de nosotros sino que también nos dice como lo hará posible.
Su ultima conversación con los discípulos, nos revela el como el pretende vivir Su vida en nosotros. El, le dijo a sus discípulos que el ya no estaría con ellos, lo cual provoco una inquietud en los discípulos sobre como podrían ser sus verdaderos discípulos si el ya no estaría presente.
La conversación tenia la intención de asegurarles de que el estaría con y en ellos en Presencia espiritual, mucho mas real que la relación que ellos habían tenido con El hasta ese momento. El les aseguro que la misma vida que estaba en El como la Vid, fluiría a través de ellos como los pámpanos.
Juan 15:5
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Esta declaración se convirtió en una oración para el Señor en sus días finales.
Juan 17:23
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
Juan 17:26
Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
“Yo en ellos” – tres simples palabras con un poder y significado trascendental. La oración revela el profundo deseo y pasión del Señor para con los suyos. Cristo desea vivir Su Vida a través de nuestra vida.
Esta gloriosa verdad esta entretejida en el ministerio y experiencia del Apostol Pablo. Para Pablo no había una razón mas poderosa para entregar la vida al servicio de Cristo que saber que Cristo estaba viviendo Su Vida en y a través de el.
Gálatas 2:20
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Filipenses 1:21
Porque para mí el vivir es Cristo…
Para Pablo no había otra pasión, otra razón, otro motivo. Cristo no era una nota al pie de la pagina, era el todo de su vida y su propia vida.
Lo que lo transformo a El, se convirtió en el mensaje a las iglesias. Cristo no era un tema de predicación, Cristo era la predicación. El predicaba a Cristo, no sobre Cristo.
Galatas 1:15-16
Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles…
Como dice el Apóstol Lucas Márquez, el predicador del Nuevo Pacto es monotemático, su predicación es un solo tema, Cristo.
En Pablo esto era evidente y debería serlo para nosotros. Un sondeo de sus epístolas revelan con letras mayúsculas esta verdad en sus escritos.
Colosenses 1:27
“a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”
Las necesidades y problemáticas de las iglesias a las cuales el les escribió pueden haber sido distintas pero la forma de responder y tratar con cada una de ellas fue la misma – Cristo. El tenia una sola meta aunque allá incorporado diferentes estrategias, “que Cristo sea formado en todos y en cada uno que escucha el mensaje del Evangelio.
Gálatas 4:19
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
Colosenses 1:28
a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;
Esta formación es un proceso de toda la vida, que se inicia cuando aceptamos a Jesús como el Salvador, nos sometemos a El como el Señor soberano de una nueva creación, y nos apropiamos de El como nuestra propia vida.
La vida Cristiana no es meramente una vida convertida o consagrada sino que es la vida de Cristo siendo expresada. Cristo se convierte el todo en todo. Es el centro desde donde la vida se vive.
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Colosenses 3:4
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Si fuéramos a resumir nuestra historia espiritual se podría decir con dos frases, “El en nosotros, y nosotros en El”.
Para Dios esta unión perfecta entre Cristo y el creyente es de tal manera, que así como Cristo esta sentado en lugares celestiales y en la tierra, así también el creyente esta en la tierra y en lugares celestiales.
La iglesia sin Cristo es un Cuerpo sin Cabeza. Cristo sin la iglesia es una Cabeza sin Cuerpo. La plenitud de la cabeza es para el cuerpo y el cuerpo es la plenitud de aquel que todo lo llena en todo.
Efesios 1:22-23
y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, a cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
¿Cómo se vive esta clase de vida?
La realidad es que es humanamente imposible. Tratar de vivir esta clase de vida en nuestra propia fuerza y poder es un fracaso garantizado. No hay formulas, no hay caminos cortos.
Para vivir esta clase de vida el Padre nos dio el Espíritu Santo en el cual hay una amplia provisión para que crezcamos en conformidad a la imagen del Hijo y para una continua renovación de la vida de Cristo en nosotros.
Es el Espíritu Santo el que trae la plenitud de la vida de Cristo desde lo celestial a la vida en la tierra.
2 Corintios 3:18
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Efesios 3:16-17
para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
Ver.19
y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
¿Es Cristo la Vida de tu vida?