La Biblia es la narración de una historia compuesta por muchos capítulos. La historia trata con un Propósito Eterno concebido antes de la fundación del mundo y manifestado en el tiempo. Lo que se manifestaría sería lo que Dios se había propuesto y todo estaría centrado en la reconciliación de todas las cosas en Su Hijo Jesucristo, (Efesios 1).
La razón para eso era para que el Hijo tuviera preeminencia en todo (Colosenses 1:8), y hacer de una humanidad dividida una nueva creación (Efesios 2:14-16). Todo lo que usted lee en la Biblia recopila la manera en como Dios logró lo que se había propuesto en sí mismo.
A primera vista, aun para el lector más diestro, la Biblia le puede parecer un conjunto de escritos que expanden mas de 4000 años de historia, mas de 40 autores y muchos versículos difíciles de entender, lo cual se presta para múltiples especulaciones y opiniones. Por eso para mucha gente la Biblia le parece un libro misterioso, y lleno de contradicciones.
La razón para esta aparente ambigüedad es porque el eterno propósito de Dios está contenido en 7 Pactos, dos de los cuales estaban diseñados para revelar la incapacidad de los humanos para salvarse asimismo. Estos dos pactos no eran buenas noticias. Los otros cuatro pactos eran precursores de Cristo, los cuales contenían buenas noticias.
Estos seis pactos, dos por obras y cuatro de gracia, encuentran su culminación en el Nuevo Pacto. La buena noticia sobre este Nuevo Pacto, el cual la Biblia también le llama el Pacto Eterno, es a lo que le llamamos el Evangelio, las buenas noticias.
Aplicar o interpretar la Biblia sin distinguir apropiadamente entre estos 7 pactos, inevitablemente resultará en confusión y en la mayoría de los casos en doctrinas de hombres o aun peor, en falsa doctrina. Muchos tienen la buena intención de enseñar la Biblia correctamente pero sin un entendimiento fundamental del Nuevo Pacto y sus implicaciones en el Eterno Propósito del Padre, confunden al pueblo y representan mal la naturaleza del Padre.
[callout]Si deseas conocer mas sobre la temática de los pactos y la superioridad del Nuevo Pacto ante todos los pactos que le antecedieron, puedes obtener una serie de conferencias que presenté recientemente al liderazgo de Auditorio de la Fe en Pembroke Pines, Fl.
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Contenido en los 7 pactos hay muchos tópicos. Entre ellos profecías, mandamientos, estatutos, recomendaciones, y una gran variedad de estilos literarios que representan la intención del autor cuando escribió. Todos importantes pero ninguno preeminente. Cualesquiera que sean los temas y especulaciones que podamos entretener, todos deben estar subordinados a lo que sabemos es seguro, verdadero y definitivo: la verdad está en Él. Él es la Palabra final de Dios para la humanidad.
Efesios 4:21
si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.
Hebreos 1:1-2
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
Cristo es la medida de toda la Biblia. Toda la Escritura testifica de El, (Lucas 24:27). Si queremos tener entendimiento de una porción de la Palabra, la tenemos que adaptar a El.
Los apóstoles en el primer siglo sabían eso y fundamentaban sus enseñanzas a la iglesia sobre esa verdad, no en códigos secretos, visiones personales, o que sintieron que Dios le dijo, y mucho menos que Dios les mostró algo, es impresionante la cantidad de fantasías que se pueda imaginar la mente humana.
El Apostol Juan hizo una profunda declaración a la cual le debemos prestar atención porque sus implicaciones son trascendentales.
Juan 1:18
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
El hombre que escribió esto era Judío, entendía la Torah, los Profetas, los Salmos y su cultura no era latinoamericana, era judío de nacimiento.
La Nueva Traducción Viviente cita este texto así:
Nadie ha visto jamás a Dios; pero el Único, que es Dios, está íntimamente ligado al Padre. Él nos ha revelado a Dios.
¡Wao! Un Judío dijo, que NADIE (nunca) ha visto (percibido) a Dios. Eso significa que ni Abraham, David, Moisés, José, Daniel, Jacob, o cualquiera de los patriarcas, independientemente de sus experiencias sobrenaturales, ninguno tuvo una percepción precisa de Dios.
En el mejor de los casos, su entendimiento estuvo incompleto. Cualquiera que haya sido su visión, experiencias, o entendimiento no fue completamente preciso, un entendimiento preciso de Dios, fue finalmente remediado en la persona de Cristo Jesús. El es la Palabra final de Dios, y la interpretación final de toda la Biblia. Por eso el Nuevo Pacto lo redefine todo, incluyendo todo lo que usted lee en el Antiguo Testamento.
Como Hijo, y en unión con el Padre, Jesucristo nos representó (reveló) a Dios. Por lo tanto si queremos entender la Biblia, cuando la leamos, será necesario ponernos los lentes de Padre – Hijo. Todos los lentes interpretativos de la Biblia se tienen que sujetar o rechazar ante la revelación suprema de Cristo Jesús, como el Hijo y nuestra unión con El.
Esto implica tener claro que Dios nos ha hecho y nos considera familia. Somos los hijos en el Hijo. Estamos EN Cristo. Esto es lo que Hebreos 1:1-2 nos comunica. El Hijo es el MENSAJE y el MEDIO por el cual Dios nos habló. Si el primer Adán era considerado hijo (Lucas 3:38), cuánto más nosotros que hemos sido engendrados por voluntad de Dios y no de hombre. Desde el principio esto siempre ha sido un asunto de familia, no de religión.
Esto es más fácil decirlo que experimentarlo. Para mi ha representado tener que desaprender muchas cosas que me habían enseñado, y que en el camino había recogido. Como la mayoría de mis lectores venimos de la tradición Protestante. Esto es más que una renuncia a la doctrina y dogma católica romana. El protestantismo está profundamente impreso en nuestro consciente y cuando leemos la Biblia lo hacemos con ciertas predisposiciones.
La mayoría de nuestras escuelas de interpretación bíblica están profundamente influenciadas por los “lentes” de la ley, lo legal, y abogacía. No, por un sentido de hijos y familia. Después de todo, los Reformadores en su mayoría eran abogados, y esto nos ha influenciado hasta el día de hoy.
La reforma protestante fue dirigida por humanistas escolásticos, y abogados. Hombres como Zinzendorf estudio leyes. Melanchothon estudio leyes en Hiadelberg. Thomas Moore, que fue un opositor de Lutero, era un abogado. Calvino era un abogado, y Lutero era un retórico escolar, entrenado en el arte de debatir “punto contra punto”. (Vea las 95 tesis de Lutero) Allí encuentra a un abogado presentando su caso.
No estaría de mas también mencionar a Saulo de Tarso, entrenado en la Torah, y la ley. ¿Cómo es posible que un hombre que conocía lo que decía la ley y los profetas, pudiera perseguir a otros que no creían igual que el, al punto de encarcelarlos y consentir en su muerte? Ese es el efecto cuando la religión se informa de leyes, principios, retorica, opiniones, experiencias subjetivas y debates. Fue así en el pasado y es igual en nuestro tiempo.
Considera la manera en como la mayoría de los cristianos manejan sus diferencias. Todo es blanco o negro, intensamente judicial, no un espíritu de familia. En la mente de un abogado no hay medios, o pierdes o ganas, estás bien o estas equivocado, es bueno o es malo, eso no es otra cosa que el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Lamentablemente las atmósferas de argumentación han sido los vientres en las cuales muchos creyentes se han formado. La tendencia es ganar el argumento no aprender la verdad en Cristo. Esa no es la atmósfera de familia y amor que debe caracterizar la formación espiritual de la vida de un hijo de Dios.
En el Eterno Propósito la separación se resuelve por medio de la remoción de la culpa, no solo acusando a los culpables. En Cristo, la justicia es haciendo de los rebeldes hijos, no castigando a los hijos para enviarle un mensaje a los rebeldes y desobedientes.
Esto tiene profundas implicaciones para la iglesia y su misión en la tierra. La manera en cómo escogemos leer la Biblia influenciara todo en nuestra vida, desde nuestra perspectiva de la Biblia, nuestra comunión con Dios, y nuestras relaciones interpersonales. Lo que somos y sabemos se mostrará en esas tres áreas fundamentales de la existencia humana.
Si para usted la doctrina es un argumento que debes ganar y solo tu tienes la razón, inherentemente todo es combativo. Esto es lo que ha producido los interminables debates, fragmentación, separación y divisiones. En el siglo 16 esto termino con muertes y muchos “cristianos” matando o consintiendo con la muerte de otros. Un caso clásico es Calvino y Michael Servetus.
Hoy, somos más sofisticados. Nos matamos en Facebook, profundamente convencidos que estamos contendiendo por la “verdad del Evangelio”. !Que verguenza!
En vez de amar, aun a los que son difíciles de ser amados y con aquellos que no estamos de acuerdo y presentar la vida y el amor de Cristo Jesús para la salvación del mundo para persuadirlos a que crean en Cristo Jesús, muchos de nuestros intentos son para que la gente “crea” en la Biblia de la manera que nosotros la creemos. Para muchos evangélicos la Biblia es su ídolo, por supuesto a la manera que ellos la creen.
Si algo nos enseña la encarnación de Jesucristo es que el amor es relacional, requiere meterse en pozos cenagosos de pecado e invitar a otros a escuchar una nueva canción, la de los redimidos. Solo así podremos dirigir paso a paso a los hombres y mujeres, jóvenes y niños a su Padre Celestial, a través de Cristo por causa de la gracia, por medio de la fe.
Pero, si nuestro motivo es conquistar a un adversario con argumentos superiores, nos hemos convertido en los inquisidores del siglo 21 en vez de una familia de hijos e hijas que proclaman la buena noticia del evangelio. El mundo se da cuenta, lo ve, lo reconoce y correctamente lo rechaza.
Necesitamos regresar a lo básico. En Cristo no hay códigos secretos, profecías de interpretación privada, o unos pocos privilegiados con “revelación”. Somos una familia de hijos e hijas que necesitamos aprender a Cristo.
Para esto necesitaremos nuevos lentes para entender la Biblia y su mensaje. Regresar al fundamento y comenzar otra vez.
2 Corintios 11:1-4 NTV
Espero que toleren un poco más de mis «tonterías». Por favor, ténganme paciencia; 2 pues los celo, con el celo de Dios mismo. Los prometí como una novia pura a su único esposo: Cristo. 3 Pero temo que, de alguna manera, su pura y completa devoción a Cristo se corrompa, tal como Eva fue engañada por la astucia de la serpiente. 4 Ustedes soportan de buena gana todo lo que cualquiera les dice, aun si les predican a un Jesús diferente del que nosotros predicamos o a un Espíritu diferente del que ustedes recibieron o un evangelio diferente del que creyeron.
~ Apóstol Pablo a la iglesia en Corinto la cual creyó que podía entender las cosas del Espíritu ganando argumentos de hombres.