[dc]U[/dc]na de mis películas favoritas es “Una Mente Prodigiosa” con Russel Crow. En esta película el personaje principal sufre de esquizofrenia. Como resultado padece de todo tipo de ilusiones. A través de la película el lucha con fantasías y apariciones. En su mente se imagina como personas lo están persiguiendo.
Se imagina como un agente del Departamento de Defensa le está ayudando a desenmascarar una conspiración. En su mente estas alucinaciones son muy reales.
Eventualmente el reconcilia el hecho de que él está padeciendo de ilusiones. Durante toda la película el trata de seguir con su vida cotidiana, mientras lucha para ignorar las inclinaciones de ser dominado por las fantasías mentales. En su mente se le aparecen imagenes de personas y pensamientos pero el sabe que la única solución es ignorarlos.
El descubre que si los ignora y concentra su mente en lo que es real y verdadero experimenta paz, aunque la tentación de regresar a las ilusiones es muy fuerte.
Esta película está basada en la vida de Jonh Nash, un matematico, ganador de un premio Nobel en Economía; quien fue profesor en la universidad de Princeton. Quizás es una de mis peliculas favoritas porque fue la primera vez que vi gráficamente lo que vive mi hermano todos los días porque es esquizofrénico.
Este corto relato no está muy lejos de la esquizofrenia espiritual que viven los creyentes en todas partes del mundo. Lo que vivimos diariamente emocionalmente y mentalmente en nuestras almas puede ser totalmente diferente a lo que hemos sido llamados - a poner nuestra mente en la obra perfecta, permanente y eterna de Cristo.
Espíritu, Alma y Cuerpo (1Tesalonicenses 5:23)
La Palabra enseña que estamos compuestos por tres partes: espíritu, alma, y cuerpo. Entender la diferencia entre el alma y el espíritu es la clave para una vida victoriosa.
El Alma (Griego: psyche)
Esta es nuestra composición psicológica: nuestra mente, voluntad y emociones. Aquí sentimos, pensamos y experimentamos los efectos de las relaciones con otras personas, los efectos de la casa de origen y los recuerdos históricos de las experiencias de la vida. En el alma experimentamos fluctuaciones de pensamientos y emociones. Hoy estas en la cúspide de la alegría y mañana puedes estar en un abismo de la tristeza.
Lo que sentimos es resultado de lo que pensamos y nuestros pensamientos pueden ser muy erráticos. El alma es como un espejo. Tu naturaleza espiritual no te la da tu alma; ella simplemente refleja como un espejo la naturaleza de lo que se le proyecta.
Esta es la razón por la cual se puede andar conforme al Espíritu (reflejando a Cristo) o conforme a la carne (reflejando el pecado) esto sucede de acuerdo a lo que establecemos nuestra mente; el alma solo refleja como si fuera un espejo.
Espíritu (Griego: pneuma)
La esencia más profunda. Es la forma en que nos relacionamos con el mundo espiritual. Es en nuestro espíritu que se determina nuestra naturaleza espiritual como seres humanos. Cuando nacemos de nuestros padres naturales estamos muertos espiritualmente para Dios pero vivos al pecado.
Cuando nacemos de nuevo recibimos la vida de Dios y estamos vivos para El y muertos al pecado. (2 pedro 1:4; Rom. 5:1,9; Efesios 1:13-14)
Cuando naces de nuevo tu alma no es remplazada o automáticamente reprogramada. La psicología de tu alma, (pensamientos, voluntad y emociones) se queda igual. A medida que vas renovando el espíritu de tu entendimiento por la Palabra, se comienza a reflejar la verdadera naturaleza que posees.
Como una nueva criatura en Cristo estamos diseñados para vivir desde la esencia de nuestro ser -nuestro espíritu humano donde mora el Espíritu Santo. Cuando ponemos nuestra mente en la verdad de nuestra identidad, Cristo es expresado y el resultado es el fruto del Espíritu.
Cuando permitimos que el alma refleje el parasito del pecado que reside en el cuerpo entonces estamos viviendo como alguien que no somos. (Rom 6:12; 7:23; Rom. 7:20)
A la medida que la mente es renovada se intercambian los pensamientos de la carne “mundo” por los celestiales “las cosas de arriba” (Colosenses 3:2)
Discernir esta diferencia es sumamente importante para vivir en la libertad con la cual Cristo te ha hecho libre y manifestar tu nueva identidad a través de la naturaleza de Dios que ahora está en ti.
Demasiadas personas viven en vergueza, con un profundo sentido de culpabilidad, continuamente vencidos por el pecado, cediendo a las tentaciones, y aun cuando caen no se levantan porque no conocen como están diseñados y los recursos disponibles en Cristo.
Muchos se preguntan; ¿Cómo puedo ser una nueva criatura y tener a Cristo viviendo en mí y luchar con pensamientos pecaminosos?
Esta es la respuesta; la pregunta lo que refleja es la experiencia del alma con la tentación, no tu perfección en Cristo. Considera algunas de las verdades que dice la Palabra sobre tu nueva naturaleza.
- Participante de la naturaleza divina
- Justicia de Dios en Cristo
- Perfeccionado para siempre
(Con el permiso, me tuve que detener para adorar el bendito nombre de mi Salvador por su maravillosa Gracia)
(2 Pedro 1:3-4,8-9; Romanos 5:5; Gálatas 2:20; 4:6; 6:15-16; Ezequiel 36:26; Juan 15:3; Colosenses 1:22; 2:11-13; 3:4; Hebreros 8:10; 10:16; Filipenses 2:13; 1 Corintios 6:17; 1 Pedro 2:9-11; Efesios 5:26-27; Santiago 1:23-24)
Hay creyentes que se cuestionan si estos textos pueden ser para ellos porque los pensamientos y emociones que experimentan son tan erráticos que se preguntan si verdaderamente son salvos. (Y si está en una iglesia donde Cristo no es suficiente sino que siempre hay que hacer algo más, ya usted se puede imaginar)
Cuando la Palabra establece lo que Dios ha hecho y quien tu eres en Cristo está describiendo la condición de tu espíritu no las experiencias fluctuantes del alma.
Esto indica cómo es posible ser 100% justificado, 100% salvo, 100% santificado y ser tentado al punto de ceder. Tu justificación, santificación, y salvación no proviene de tu alma sino de la vida de Cristo que te fue impartida el día de tu salvación.
Alguno dirá entonces puedo pecar y hacer lo que quiera. Preguntemos al Apóstol Pablo:
Romanos 6:1-2 - ¿Qué pues diremos? Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, como viviremos aun en él?
Por supuesto que el pecado tiene consecuencias que afectan relaciones, personas, familias, tu salud, y mil otras cosas mas pero eso no cambia tu identidad. Tu podrás ser un santo que peca pero nunca un mero pecador salvo por gracia. Tu identidad no es pecar, tu identidad y deseo natural en el Espíritu es obedecer. Por eso cuando pecas te sientes tan miserable porque no estás viviendo a la altura de tu nueva identidad.
La Teología del Alma
El legalismo es resultado como una teología del alma. Lo que sientes, es más fuerte que lo que Cristo hizo. Esta teología alimenta los sentimientos y emociones y mantiene a los creyentes en un estado de infancia espiritual.
Muchos ministerios se sostienen de esta manera ministrando al alma de la gente pero no afirmándolos en las verdades que los edifica en su verdadera identidad.
Tú no puedes decir que el Señor no te dejara y luego orar - por favor Señor no me dejes porque no “sientes su presencia”. Te das cuenta donde está la esquizofrenia, la realidad es que nunca te dejara pero tus emociones te crean la fantasía de que se fue; a quien le vas a creer.
No hay dudas que cuando escogemos pecar, no estamos expresando a Cristo. Pero (este es un pero importante) eso no significa que te abandono, te dio la espalda, te rechaza, estas perdido, no tienes esperanza – al contrario desde tu espíritu; la esencia de tu vida donde mora el Espíritu Santo, él está obrando para sacarte del dilema donde estas y puedas vivir conforme a tu identidad. Gloria a Cristo.
Esta teología de entra y sale basado en las fluctuaciones de tu alma te mantendrá en un estado de dependencia de sensaciones, las cuales impedirán que madurez y expresas quien verdaderamente eres en Cristo.
Si bien es cierto que tenemos un alma y estamos diseñados para pensar, sentir, y que no debemos ignorar nuestras emociones tampoco debemos esperar que sea el alma la que nos afirme en la verdad. Tú no caminas por tus emociones o por lo que ves sino por lo que Dios ha hecho en Cristo y dice de ti.
Afirmarte en lo que Dios ha dicho te ayudara a permitir que la nueva identidad que posees en Cristo se manifieste y puedas salir de donde el pecado te ha metido por causa del engaño. Quizás tu dilema no es que estas pecando en secreto o luchas con tus pensamientos y fantasías sino que fuiste sorprendido(a) en pecado y ahora no sabes cómo ser restaurado.
El proceso es el mismo aunque las consecuencias pueden ser diferentes. Lo que hiciste no cambia quien Dios dice que eres, afírmate en Su verdad y permite que su gracia y amor sanen tus heridas y disfruta el amor de tu Padre que nunca te abandono aun cuando le fuiste infiel.
Si deseas conocer más sobre como la Gracia del Señor te libera de la culpa y la vergüenza puedes adquirir mi libro El Maravilloso Evangelio de la Gracia.