Como Responder Cuando Alguien Te Hiere En la Mejilla Derecha


Durante los próximas días estaré escribiendo una serie de tres artículos considerando las profundas y practicas enseñanzas que nos proveen los textos de Mateo 5:38-42.

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“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo
rehúses».

¿Qué quiso enseñar el Señor en estos textos?

Los cristianos generalmente ignoramos esta enseñanza o la mal interpretamos. Pareciera como que estos textos son imprácticos, masoquistas y una invitación al abuso y al maltrato personal. Algunos han tratado de vivirlos literalmente proponiendo el pacifismo y permitiendo que opresores perpetúen el mal.

¿Por qué la mejilla derecha?

Considera lo siguiente:

Si las personas estan uno frente al otro, un golpe con el puño de la mano derecha golpearía la mejilla izquierda del oponente. Si el golpe fuera con la mano abierta de igual manera seria en la mejilla izquierda.

Para golpear la mejilla derecha, el opresor tendría que usar la mano izquierda, pero en esa sociedad en los tiempos de Jesús, la mano izquierda solo se usaba para tareas sucias. Aun amenazar con la mano izquierda tenía una penalidad de 10 días.

La única forma de golpear a otra persona en la mejilla derecha seria con la parte de atrás de la mano derecha. Esto ya es un insulto no una pelea. La intención no era lastimar sino humillar. Esta era la forma como un superior amonestaba a un inferior.

Los amos humillaban a los esclavos, los esposos a las esposas, los padres a los niños, los hombres a las mujeres, los romanos a los judíos, etc. En una sociedad donde la clase, el estatus y la desigualdad era normal la respuesta solo podía ser retribuir la ofensa (provocando un mayor castigo) o someterse cobardemente.

Para entender estos textos correctamente es importante entender a quien el Señor le está dirigiendo la enseñanza. Según los textos es evidente que la audiencia no son los que golpean, inician las demandas o imponen el trabajo forzado – sino sus víctimas.

Los recipientes de esta enseñanza eran los que estaban sometidos al abuso, y un trato inhumano de parte de la clase jerárquica por raza, sexo, edad, estatus, o como resultado de la ocupación imperial.

¿Por qué entonces el Señor los exhorta a poner la otra mejilla, si ya ellos habían sido abusados lo suficiente?

La razón es porque esta acción le robaba al opresor el poder de humillar. Lo que la persona decía con ese acto era: “trata otra vez”. Tu primer intento no pudo lograr lo que querías. Te niego el poder de humillarme. Yo soy un humano como tú. Tu estatus no altera esa realidad. No puedes degradarme.

Esta acción de parte del ofendido crearía enormes dificultades para el opresor. ¿Cómo golpearía la otra mejilla? No lo puede golpear con la parte de atrás de la mano, técnicamente es muy difícil. Si lo golpea con el puño cerrado lo hace igual a él y lo tiene que reconocer como uno de su clase.

Esta acción no violenta del ofendido desenmascara el sistema y la desigualdad institucionalizada. La gestión inhabilita al superior porque le deja saber que a quien está maltratando es a otro ser humano. En ese mundo de honor y vergüenza, el superior ha sido incapacitado para seguir infligiendo vergüenza en un subordinado.

El texto no enseña que hay alguna virtud en someterse al maltrato y la violencia porque es lo que los cristianos deben hacer. Por el contrario la realidad del reino entre nosotros y la vida en el Espíritu nos debe proveer un mayor discernimiento para desenmascarar las desigualdades que la religión, gobiernos, burocracias y jerarquías utilizan para oprimir y maltratar a los que no están en el “poder”.

Para los primeros oyentes de estas palabras, el mensaje fue libertador. Ellos no tenían que esperar que Roma fuera derrotada para encontrar libertad. La libertad había comenzado; el reino proponía otra manera de responder y tratar con las injusticias de los demás y devolverle la dignidad a los que han sido maltratados.

Esta es la levadura que provocará una transformación social, una nueva forma de responder y tratar con los males sociales, religiosos y culturales. Es obvio entonces que Cristo nos enseñó a vivir una dimensión del reino como si ya estuviera entre nosotros aunque no se ha consumado en su totalidad.

¿Cómo responderemos ante los abusos y desigualdad de los sistemas modernos? ¿Qué debe hacer un creyente cuando un líder religioso usa su posición para humillar y subestimar? Como responde la esposa maltratada por un esposo que usa la biblia para someterla? ¿Qué hacen los creyentes cuando el líder se cree el dueño de la iglesia?

Poner la otra mejilla no es actuar cobardemente, sino recobrar un sentido de dignidad y valía para enfrentar los poderes de este mundo.

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