Para muchas personas la idea de disfrutar la salvación en Cristo, es algo casi inconcebible. Cuando su formación en la vida cristiana ha estado centralizada en “hacer más”, “buscar más”,” orar más”, “examinarse internamente más”, asistir más al “templo” para recibir “más bendición” – no nos debe extrañar porque tantos creyentes viven en un continuo estado de “estrés religioso”.
La realidad de la nueva vida en Cristo es que no es compatible con una mentalidad fundamentada en la ley y sus condiciones. Considere lo que el Padre hizo para cambiar completamente la forma en como sus hijos tendrían comunión con El.
- Jesús no era ni de la tribu de Levi de donde se seleccionaban los sacerdotes (la tribu de Levi).
- Bajo la ley tenía que ser un levita, de la tribu de levi para tener derecho al sacerdocio.
En una movida sin antecedente el Padre lo hizo nacer en la tribu de Judá. Esta manera y forma de nacer señalaba el inicio de un nuevo camino, con un nuevo sacerdocio y una nueva invitación a tener comunión con Dios.
Hebreos 7:12
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley…
Hebreos 8:6
Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
La cruz y la resurrección nos trajeron algo mucho mejor, una mejor forma de tener comunión con Dios. Lo que hoy tu disfrutas en Cristo; los personajes del Antiguo Pacto lo deseaban. Aun con todas las hazañas de fe, la escritura nos enseña que su experiencia espiritual no se compara a lo que nosotros tenemos hoy en Cristo.
Hebreos 11:39-40
Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.
Considera lo que ellos pasaron, el ridículo que vivió, la tortura que muchos experimentaron y algunos aun asesinados; sin embargo nosotros somos los que alcanzamos a disfrutar los beneficios de este lado de la cruz.
Esto no parece justo y en realidad no lo es si lo miras desde la perspectiva de “ganárselo”. Pero si lo miras desde la perspectiva de la GRACIA la respuesta será un ¡Wao! Y ¡Gracias!
Esta clase de amor ofrecido es un golpe para el orgullo humano que prefiere gloriarse en sus propios méritos y no vivir agradecido por lo que otro ha hecho por ellos. Así es la GRACIA, un golpe contra el orgullo humano.
La pregunta es; ¿Por qué lo que tenemos nosotros en Cristo es mucho mejor y la forma en como tenemos comunión con Dios es superior a la que los patriarcas jamás pudieron experimentar?
Simplemente por un pacto que Dios hizo con Jesús su hijo.
Hebreos 7:21
Porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo:
Juró el Señor, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.
Hebreos 7:22
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.
¿Qué nos ofrece este NUEVO y MEJOR PACTO?
- LA FIDELIDAD de Dios aun cuando somos infieles.
- LOS DESEOS de Dios impartidos a nuestro corazón y mente.
- TENER ACCESO TOTAL a Dios otra vez.
- SER PERDONADOS TOTALMENTE de nuestros pecados.
- SER RECIPIENTES de Su propia vida.
¡Que glorioso! Cada mañana al despertar puedes disfrutar de algo que no iniciaste y que no puedes sostener por tu propia fuerza. No lo merecemos, pero por gracia se nos da y lo único que podemos hacer es vivir agradecidos por tan incomprensible amor.
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Es como cuando Dios creo a Adán y lo colocó en el jardín del Edén. Primero, creo todo lo que el hombre necesitaría para vivir y al sexto día lo pone en el jardín. Me parece escuchar al Señor decirle: Aquí está todo lo que hice para ti, disfruta de todo, lo más difícil ya está hecho – solo lábralo y cultivarlo.
Así es la obra de la cruz. Cristo lo hizo todo y ahora nos invita a disfrutar por pura GRACIA de su obra. Nuestra respuesta simplemente es: ¡Gracias!
Bajo la ley era totalmente lo opuesto, los hijos de Israel tratan de ser fieles y obedientes pero era imposible, porque el lay identificaba el pecado pero no impartía el poder para vencerlo.
Pero, en este nuevo y mejor pacto es totalmente diferente. Ahora es por la obediencia de Jesús en la cruz y a través de su resurrección. Tu obediencia no es el resultado de la observación de leyes sino la obra que Él mismo está haciendo en ti. Aun tu crecimiento espiritual es resultado de la obra de la GRACIA en ti.
Filipenses 1:6
Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Colosenses 2:19
Y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.
Ahora si puedes descansar verdaderamente en Cristo. El esplendor y majestuosidad del NUEVO PACTO es para ser celebrado y vivir agradecido. Mucha de la “ansiedad religiosa” es innecesaria. El ANTIGUO PACTO no es para nosotros hoy y usarlo para manipular personas al servicio al Señor es una herejía.
Según la Escritura aquel pacto – era débil e inefectivo (Hebreos 7:18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia) y ya está obsoleto y no tiene uso (Hebreos 8:13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer). Una lectura del Capítulo 7 al 10 de la carta a los Hebreos te mostrara esto.
A pesar de la clara transición que la palabra nos muestra en relación al Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto muchos líderes continúan enfocados en un pacto que ya caduco. Después de la cruz solo existe un solo pacto en el cual se debe ministrar – el NUEVO PACTO.
2 Corintios 3:6
El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica.
En el nuevo pacto la mentalidad de “tengo que hacer más” “debo buscar más” para ser más bendecido y agradar más al Señor, no existe. Esa mentalidad está fundamentada en la ley a la cual se le agregan todas las reglas adicionales para agradar a Dios.
EL NUEVO PACTO es mejor y superior porque no está fundamentado en un mejor comportamiento de vida por la observación de leyes sino el intercambio de una vida para vivir por la vida de otro – CRISTO.
Gálatas 2:19-21
Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
¡Gloria a Dios!
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