Desastres Naturales: La Respuesta De Dios A Preguntas Difíciles


En tiempos de desastres es natural preguntarse, ¿Por qué? Las recientes noticias y las imágenes que vemos de los catastróficos huracanes, impulsan a muchas personas, incluyendo a muchos cristianos, a buscarle una razón a estos fenómenos atmosféricos.

Los expertos en la materia nos dicen que la combinación de los cambios climaticos, altas temperaturas, zonas sobre pobladas, entre otros,  son los responsables de las impresionantes inundaciones y las grandes perdidas de propiedades y vidas. Pero, según algunos cristianos es el juicio de Dios. ¿Quién tendrá la razón?

Durante tiempos como estos no faltará el que diga que ese es el juicio de Dios por los pecados en una nación, ciudad o región, o que esto es un alerta para que la iglesia despierte. Ambas posturas son falsas. Eso no es lo que la Biblia enseña.

El Evangelio proclama que Dios trató con el pecado del mundo de una vez y para siempre en la Cruz. Si Dios estuviera juzgando a las ciudades que han sido devastadas por los recientes huracanes, por algún pecado o pecados, entonces la obra de la cruz fue incompleta.

2 Corintios 5:18-19

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;

19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

La proclamación gloriosa del evangelio no es que venga juicio, sino que en la cruz el representante perfecto de la humanidad llevó en sí mismo nuestra culpa para que nosotros pudiéramos regresar a Dios.

La palabra y el ministerio que se nos encarga es el de la reconciliación, no el de condenación, 1 Corintios 5:18-19. Vuelve a leerlo. Esta distinción es importante para la proclamación de una buena noticia en una creación y para una humanidad que gime por la manifestación de los hijos de Dios.

Los complejos proféticos que muchos “llamados profetas” muestran con ilusiones de ser los Elías de este tiempo o los Jonás que proclaman el juicio a Nínive están establecidos sobre una teología defectuosa y una profunda ignorancia de lo que Dios hizo en Cristo.

Mientras que el temor siempre ha movido a la gente, no es el medio por el cual Dios los salva. La palabra de reconciliación y el ministerio de la reconciliación son la proclamación de una obra consumada en la cruz (los hombres con Dios y Dios con los hombres) y la manifestación del amor encarnado de una iglesia que le sirve al hombre y a la creación en el nombre de quien los salvó.

En medio de cualquier desastre natural y durante tiempos de sufrimiento, dolor e incertidumbre, todo cristiano debe poder responder a estas tres preguntas:

1. ¿Es esto el juicio de Dios?

Como si estuviera en automático, ya muchos han concluido que los desastres naturales mas recientes es el juicio de Dios o que esto es un trato de Dios con la Iglesia. Por favor, que alguien me lo explique.

La lógica es la siguiente: Dios le ha dado muchas oportunidades a la humanidad, el pecado sigue en aumento y ya Dios está cansado, por eso le envia estos desastres; por los pecados de la ciudad y la apatía de la iglesia. ¡Imagínese!

¿Está Dios juzgando a las ciudades que han quedado devastadas? No, no y no. ¿Cómo puedo estar tan seguro? Porque Dios mismo lo dice, ¿a quién le vas a creer?

Isaías 54:9

Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré.

El contexto es importante. Los tres capítulos de Isaías 53-55 son una declaración profética del nuevo pacto que se estableció en la sangre de Jesús. En el corazón del Nuevo Pacto hay un juramento que Dios mismo hizo, la promesa de que no se enojaría más con los Suyos. Si de algo podemos estar seguros es de la fidelidad de nuestro Padre en lo que ha establecido. Considera lo que dice el próximo verso:

Isaías 54:10

Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.

En tiempos de desastres, y todo tipo de calamidad es natural pensar que Dios nos abandonó, pero el mismo dice que no: “pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti”.

Es cierto que la población en muchas ciudades tienen un problema de pecado, como todas las ciudades del mundo, pero ya Dios trató con eso hace 2000 años atrás. El remedio para el pecado es la cruz, no desastres naturales. Si Dios estuviera juzgando a (ponga el nombre de la ciudad en la que usted vive) por sus pecados, significa que la cruz no fue la solución de una vez y para siempre que la Biblia dice que fue.

Hebreos 10:12.

pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,

2. ¿No es esto una señal de los últimos días?

Desastres naturales están sucediendo en el planeta antes de que usted y yo naciéramos. La proliferación de información por el continuo bombardeo de noticias 24/7 pareciera como si cada 30 segundos hay un desastre natural, pero no es así.

Cualquier que sea su inclinación escatológica sobre los tiempos finales, textos como Mateo 27:54, Mateo 28:2 y muchos otros más incluyendo la media docena de terremotos que se encuentran en el libro de Apocalipsis, no deben ser usados para asustar a la gente para que tomen una decisión por Cristo.

La esencia misma de la naturaleza de Dios es el amor no el terror. Dios es amor. Si el fundamento de nuestro mensaje es el terror, estamos representando mal la naturaleza del Padre. Resistir la tentación de manipular personas que están sufriendo para que tomen una decisión emocional por Cristo, requiere madurez y una experiencia con el amor sanador y consolador del Padre.

La bondad no el terror, la paciencia no la manipulación, la longanimidad no el juicio, es el medio de Dios para mostrar su amor a la humanidad y guiarlos al arrepentimiento.

Romanos 2:4

¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?

¿Cómo colabora la iglesia con Dios en esto?

La iglesia participa predicando la buena noticia de que Dios en Cristo reconcilió al mundo con el y no le tomó en cuenta los pecados a los hombres, sanando a los enfermos y consolando al quebrantado de corazón. Esto requiere encarnarse en el dolor de otros por eso muchos prefieren proclamar juicio, después de todo no cuesta nada.

3. ¿Qué mensaje tiene Dios para nuestros paises en este tiempo?

No hay nada como un desastre natural para llamar la atención de la gente. ¿Sabias tu que para tiempos como estos, el Padre nos ha confiado un glorioso mensaje? Ese mensaje se llama RECONCILIACIÓN.

Si Dios fuera a predicar ese mensaje lo diría así:

(Mencione su país o ciudad) te amo de tal manera que envié a mi Hijo a morir en la cruz por tus pecados. Yo estaba en el reconciliándote conmigo. Yo borre la lista de acusaciones contra ti, que probaban tu culpa y te hacían reo de muerte. Yo no te estoy juzgando. Tu estas cansado pero Yo soy tu reposo. Lánzate en mis brazos los cuales te aman con amor eterno. Yo soy tu Roca, y Fortaleza y Libertador. ¡Regocíjate y canta! El pacto de paz que hice con mi Hijo departe tuya nunca será removido.

Seamos sabios. Redimamos bien el tiempo. Dejemos de hablar tonterías religiosas sin fundamentos. No condenes con un evangelio falso de juicio. Mostremos el amor de Dios. Si no puedes ir, envía dinero para que otros puedan ayudar. La humanidad necesita escuchar buenas noticias y a quien Dios se las ha confiado es a nosotros Su iglesia. Déjale saber que para las complicadas preguntas que nos hacemos los humanos en tiempos de dolor, nuestro Padre tiene maravillosas respuestas.

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