Una de las palabras más comunes en el mundo cristiano es – discipulado. Más que un proceso de transformación de vida en muchos contextos se considera un programa de clases para cubrir unos temas específicos de la Biblia. Típicamente tiene que ver «con lo que debes hacer ahora que eres cristiano» – Orar, congregarte, leer la biblia, etc.
Para muchos terminar el curso de discipulado es un gran logro y sentido de satisfacción al ver que muchos de los que comenzaron nunca lo terminaron, por lo tanto, el que no terminó el curso no tiene los mismos privilegios en la iglesia y por supuesto no es tan buen discípulo como el que terminó todas las clases.
El problema con mucho de lo que se le llama discipulado hoy es que no tiene nada que ver con lo que un verdadero discípulo de Cristo es. Mucho del discipulado moderno carece de ciertos elementos que muy pocas veces se enseñan.
Consideremos solo 2 y veamos algunas soluciones al respecto.
Problema 1: La Herramienta De La Culpa
Es posible usar la culpabilidad para motivar a la gente para servirle al Señor y vivir fervorosamente, pero eso no dura mucho tiempo. Después de un tiempo las personas están buscando algo que les mantenga la “emoción” que un día sintieron.
Esa culpabilidad – el sentimiento de que no dan el grado, nunca hacen lo suficiente es lo que lleva a muchos a las adicciones religiosas. Estas adicciones se manifiestan sutilmente con un refinado vocabulario religioso que al oído no entrenado suena como espiritualidad pero en realidad es una nube sin agua.
La respuesta más simple a esto es conocer verdaderamente lo que sucedió en la cruz antes de saber qué es lo que se debe hacer. Decirle a una persona lo que debe hacer para Dios sin entender lo que Padre ya hizo por ellos es una receta para una vida en Cristo carente de transformación. Para Cristo lo primero no es lo que tú haces sino quien eres: haces por lo que eres, no eres por lo que haces.
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Problema #2: Mucha Opinión Poca Substancia
Es natural para una persona que ha nacido de nuevo querer ser como Cristo. Al fin y al cabo él le impartió su naturaleza. Sin embargo, lo primero que oyen muchos creyentes es: Ora, lee la biblia, congrégate, diezma, testifícale a otros, esfuérzate para obedecer lo que Jesús mando, discípula a otros ensenándoles estas mismas cosas.
Sigue estos 7 pasos, te dirán muchos y que crees “eres un gran discípulo del Señor.”
Pero, ¿será esa la manera como presenta el Nuevo Testamento a un discípulo?
Consideremos lo siguiente:
La oración: Los primeros creyentes oraban pero no como oran la mayoría de los creyentes en el siglo 21. Para ellos la oración no era una lucha contra satanás, reprendiendo, cancelando, atando, etc. Ellos sabían que la oración más elevada y efectiva es el resultado de saber que estamos unidos a Cristo y somos uno en él y con el – de aquí: “orar en todo tiempo.”
Leer la Biblia: Los primeros creyentes no tenían biblia, los escritos del primer testamento eran parte de las escrituras judías las cuales ellos sabían desde niños. A ellos se le enseña en las casas y cuando los apóstoles predicaban en la sinagogas ellos escuchaban la palabra predicada – pero los creyentes gentiles no tenían ni biblia, ni escrituras judías – solo las cartas de Pablo.
Para ellos saber mucha biblia no era su meta sino intimar con la Palabra viva – Cristo. [shareable]Es posible saber mucha letra y manifestar poca vida.[/shareable]
Diezmo: Los primeros creyentes no diezmaron hasta después de la muerte de los apóstoles. Por supuesto que daban, pero no seguían el sistema de impuestos que tenía Israel (que era más del 10%), ellos daban según su abundancia. Pablo le llama generosidad y para tal cosa no hay ley.
Muchos piensan que porque no están bajo la ley no tienen que dar. La gracia no es una licencia para la avaricia, sino la liberación de las motivaciones incorrectas. Cuando des que sea por amor y no temor, por gratitud y no por transacción, porque refleja donde está tu corazón y no para calmar la conciencia. Según te haya prosperado el Señor así debes dar – “¿Cuánto es ese por ciento” No hay ley para un corazón generoso.
Congrégate: Los primeros creyentes no “asistían a la iglesia” – ellos eran la iglesia que se congregaba con frecuencia. No tenían cultos ellos eran el culto. Ellos se presentaban como sacrificios vivos.
Romanos 12:1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
Testificar a otros: Los primeros creyentes no tuvieron campañas evangelistas, o cursos de evangelismo, simplemente compartían a Cristo según los dirigía el Espíritu (sin fórmulas o usar el miedo para traer la gente a Cristo), de esta manera evangelizaron el mundo conocido de aquellos tiempos.
Esfuérzate para obedecer a Jesús: Esta es la pregunta que más recibo, ¿Cómo hago para agradar más al Señor? Yo entiendo la pasión, lo que a veces no tenemos es el cómo hacerlo, y créeme más de uno te dará su fórmula para que lo hagas como ellos lo hacen.
Mi respuesta más simple es: entra, siéntate, descansa, y reposa. Deja que sea la vida de Cristo mismo transformándote y no tú en tu fuerza de voluntad tratando de producir frutos que solo son la manifestación de la formación de Cristo en ti.
La pasión de Pablo no era ser el apóstol con la red más grande o el mas conocido sino que Cristo fuera formado en los creyentes de Galicia – El formado en nosotros, nosotros transformados en el para que el mundo lo vea a él en nosotros.
Por supuesto que esto es un aperitivo, pero esa es la idea, que reflexionemos, cuestionemos y hagas preguntas – tú no eres un robot evangélico que cuando naciste de nuevo se canceló tu capacidad de pensar sino un hijo nacido del padre para disfrutar esta gloriosa salvación en Cristo mientras él te sigue formando y transformando en un verdadero discípulo.
No pienses que solo hay dos problemas con el discipulado moderno, es más amplio que eso y las respuestas más simples de lo que te imaginas.
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¿Cuáles piensas tu que son otros problemas con el discipulado moderno?