Perdonado: Una Vez Y Para Siempre – P. 5 (De La Serie Como Disfrutar La Salvación)


Imagínate si tuvieras que recordar cada pecado que has cometido para poder obtener el perdón de Dios.

Articulo Pastor Tommy Moya

El tema del perdón en la salvación es el fundamento sobre el cual se puede edificar una vida victoriosa. Cualquier conjunto de creencias que no considera el perdón que obtuvo la sangre de Cristo está defectuoso y conduce al creyente a un estado de temor y ansiedad.

El perdón que en Cristo tienes no es el resultado, de palabras, traer a la memoria, confesar los pecados de tus antepasados o alguna ceremonia religiosa. Nada de esto derrama sangre y en la economía de Dios solo el derramamiento de sangre trae el perdón.

Es el sacrificio de la cruz el que obtuvo eterna redención y perdón por tus pecados. El término en la escritura para establecer esta verdad es la palabra “hilastērion” que significa que Jesús mismo es la propiciación por nuestros pecados, queriendo decir que Él es la ofrenda que satisfizo la justicia de Dios completamente.

Esa es la obra de la Gracia. Y si Dios está satisfecho con la ofrenda de su Hijo; ¿quiénes somos nosotros para decir lo contrario?


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Esta es la razón por la cual en el Nuevo Testamento la referencia al perdón es en el tiempo pasado. Ya sea en Efesios, Colosenses, hebreos o 1 Juan la escritura establece que tú has sido perdonado. (Efesios 4:32; Colosenses 2:13; Hebreos 10:18; 1 Juan 2:12)

Piensa sobre esto, cuando Cristo murió tu no habías nacido y cuando lo confesaste como el Señor todos tus pecados en la cruz habían sido perdonados. Tus pecados pasados, presentes y futuros en la cruz, por su sangre, fueron perdonados.

Esta es la razón porque pedir “perdón a Dios” no aparece en el Nuevo Testamento ni siquiera una vez. Aunque los hombres han diseñado todo un sistema paralelo al de Dios para asegurar que los hombres pagan las consecuencias de sus pecados y que Dios los rechaza y los condena – el Dios que revela la Biblia trabaja en una economía donde la sangre es la que obtiene el perdón de los pecados no la confesión.

La pregunta sería ¿y que hace un creyente cuando peca? Según algunos esa persona debe asegurar que le pida perdón a Dios de todo corazón, mientras más dolor sienta mejor, que trate de dejar de pecar y que tenga más fuerza de voluntad para que Dios no lo castigue.

Bueno, en el Antiguo Pacto esa era la forma pero en el nuevo camino vivo que Cristo abrió cuando el creyente peca, esto es lo que dice la escritura: Deje de pecar, aléjese de lo que lo conduce a pecar, y actué diferente y buscar reparación con aquellos que hemos lastimado.

Efesios 4:28

El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.

Romanos 12:18

Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.

Santiago 5:16

Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

Tu confianza debe estar en el sacrificio que fue “una vez y para siempre”, y darle gracias al Padre que en su Hijo él te perdono. El sentir dolor cuando pecamos es normal en la vida del creyente porque el pecado no es natural en la nueva naturaleza que en Cristo se nos ha impartido.

La idea de que tienes que vivir pidiéndole perdón a Dios todos los días es una enseñanza defectuosa y peligrosa. Ese tipo de enseñanza es resultado de atribuirle a Dios atributos humanos.

Los hombres requieren una disculpa para ofrecer perdón pero lo que Dios quería era un sacrificio que derramara sangre y ya eso en Jesús el Padre lo obtuvo. El mismo se ofreció y el Padre lo hizo pecado para que tú y yo fuéramos hechos justicia de Dios en El. 1 Corintios 5:21. Para Dios el perdón solo se basa en una sola cosa “derramamiento de sangre”.

En muchas ocasiones se usa esta terminología para que los creyentes “no sigan pecando”. Mientras que eso es una preocupación sana, la verdad no se puede mantener cautiva por una idea humana.

El temor y la inseguridad nunca ha sido la forma en que el Padre motiva a sus hijos. Por eso los que critican la predicación de la gracia piensan que inyectándole una dosis de temor con la ley a los creyentes podrán evitar que no pequen. ¿Cómo le ha ido?

Esto no es nuevo ya Pablo trató con eso en Romanos 6:1-2

Romanos 6:1-2

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

El Padre nunca nos motiva reteniendo su perdón, o condenándonos sino impartiéndonos su propia vida, llenándonos de sus deseos y afirmándonos en lo que verdaderamente sus hijos.

Él nos deja saber que estamos muertos al pecado, vivos en El y que no hemos sido creados para el pecado sino para expresar su Espíritu en nosotros. Romanos 6:1-6.

Seguro que el creyente debe de saber que cuando peca “entristecemos al Espíritu en nosotros” – que el pecado no produce nada bueno y que toda acción en la tierra buena o mala tiene consecuencias. Pero decirles a los hijos de Dios que no son perdonados hasta que no llenen ciertos requisitos y condiciones es un insulto a la cruz y a la sangre de Jesús. (1 Tés. 5:19; Gálatas 6:8)

Si aun en la sangre de los animales bajo el Antiguo Pacto un sacrificio duraba por todo un ano, cubriéndole los pecados – cuanto más la sangre de Jesucristo que es más preciosa que el oro nos limpia de todos nuestros pecados para siempre. ¡Aleluya!

La realidad es que en Cristo estás perdonado(a) totalmente aunque no lo entiendas. Entender esto te libera para dejar de estar buscando la fórmula que te haga sentir perdonado y más bien vivas agradecido de lo que Dios en Cristo ha hecho por ti. Eso es fe.

Hebreos 13:15

Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

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