Se requiere de una gracia extravagante para restaurar pecadores extravagantes. En la historia del hijo pródigo es fácil notar lo derrochador del hijo que pidió su herencia, para malgastarla en placeres de esta vida. Lo que no es tan obvio son las profundidades del amor y la gracia que mostró el Padre hacia su hijo.
En este artículo te comparto algunas lecciones que son fáciles de ignorar en la historia que ha comunicado como ninguna otra el amor de Dios a la humanidad.
1. El padre nunca se enojó con el hijo que se fue.
Aun cuando el hijo pidió su herencia para irse a desperdiciarla en los placeres del mundo, no hay una señal de que el Padre en algún momento fue vengativo contra el. No se registra que el padre haya dicho, “Este pecador, necesito juzgarlo y sacarlo de la familia”. El padre nunca tuvo una actitud vengativa contra el hijo rebelde.
2. El comenzó como hijo, terminó como hijo, y fue hijo siempre sin importar la condición.
Desde el principio el era hijo. No fue un extraño y después fue un hijo. En la mañana que pidió su herencia despertó como hijo, fue y la desperdicio como hijo, comió algarrobas como hijo, y finalmente regreso al padre y fue recibido como hijo. En realidad fue el hijo, que se consideraba indigno de ser llamado un hijo, pero eso nunca pasó por la mente del padre.
3. Nunca fue separado del padre por el padre; Se fue por su cuenta.
La historia no muestra a un hijo derrochador que fue eliminado de la familia del padre por un padre airado por causa de su mal comportamiento. Lo contrario, muestra a un hijo que voluntariamente se fue y el mismo se alejó.
Cuando la paga del pecado finalmente le pasó factura, el se dio cuenta que la vida fuera de la casa del padre no era tan buena como él pensaba. ¿Qué estaba haciendo el padre durante todo este tiempo? Esperándolo.
4. El hijo prodigo regreso por decisión no por temor u obligación.
Considera que no fueron amenazas de juicio y condenación lo que causó que el hijo se arrepintiera (cambio de mente). El “volvió en sí”, cuando recordó quien era su padre, lo agradable de su casa, y que tenia mucha comida; él dijo, “aun si fuera un siervo en la casa de mi padre, estaría mejor que aquí”.
Pero, cuando regreso a la casa no fue rebajado a ser un siervo por su mal comportamiento. El regreso a lo que había dejado, ser un hijo. Aun cuando él mismo esperaba ser avergonzado y rechazado, cuando declaró, “no soy digno de ser llamado tu hijo”, eso no detuvo al padre de recibirlo como lo que el verdaderamente era – un hijo.
5. El hijo con una mentalidad de “tener que trabajar duro para impresionar al padre”, también era un hijo.
La historia nos presenta que el padre tenía otro hijo. Este hijo estaba lleno de envidia y coraje cuando su hermano regreso. Aun rehusó asistir a la fiesta que el padre le hizo a su hermano.
Con todo y eso el padre fue a el y le rogó que celebrara y disfrutara el regreso de su hermano, pero él le respondió, “He aquí, tantos años te sirvo, no habiendo desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos”.
Este hijo estaba tan enfocado en el, su buen comportamiento, lo que hacía para el padre, que no pudo celebrar el regreso de su hermano. Su enfoque era ganarse el amor del padre por medio del trabajo y ahora estaba sintiendo que todo sus esfuerzos fueron ignorados.
Se puede entender la razón de su frustración y coraje cuando su hermano que lo único que había hecho fue abusar y menospreciar lo que el padre le había dado, ahora es recibido con una celebración.
¿Cuál fue la respuesta del padre ante la frustración de su hijo? ¡Engreído, vete de mi casa si no puedes celebrar! ¡No!. Sino, que el padre le dijo, «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado». Una tierna reaseguranza de su parte en la familia, y un recordatorio de que era un buen tiempo para celebrar.
6. El hijo enojado lo único que quería era la aprobación del padre.
En realidad lo que el hijo quería era que su padre reconociera y aprobará todo el trabajo que él había hecho para el. Lamentablemente el hijo pensó que eran las obras que él hacía lo que lograría la aprobación del padre; no pudo ver que él siempre la había tenido – «todas mis cosas son tuyas”.
¿Cuántas veces habrá tratado el padre de dejarle saber a su hijo, “Ya tu eres amado, porque eres mi hijo”, pero, él no pudo escuchar por la ansiedad de tener que probarle a su padre por medio de las obras, que él se merecía la aprobación de su padre por lo que hacía.
7. El padre nunca se enojó con el segundo hijo.
Este segundo hijo, que actuó como muchos de los fariseos que tanto despreciamos, tampoco encontró a un padre vengativo y molesto. Ambos hijos encontraron al mismo padre, lleno de amor y gracia por sus hijos. Ambos recibieron la misma respuesta cuando trataron de retar el amor del padre hacia ellos, uno por desobediencia y el otro con una obsesión con la obediencia.
La historia del hijo pródigo es más profunda que solamente el amor de Dios por pecadores. La historia muestra el amor de Dios para todos. Incluso, los fariseos obstinados y obsesionados con las obras, que tratan de ganar el amor del padre a través de sus propios esfuerzos; y aún no han descubierto que lo han tenido todo.
El amor del Padre no es parcial a “los pecadores”, está disponible para todos. Y, aunque no es diferente en medida para cada individuo, puede ser expresado de una manera diferente para cada uno.
Para algunos el hará una fiesta, para otros le enviará una invitación. Pero, de algo puedes estar seguro es una fiesta y todos están bienvenidos. El “pecador” es bienvenido a una fiesta en la casa, y el que se justifica asimismo es bienvenido al descanso de sus obras.
[shareable]En un mundo de tanto pecado y religiosidad, es una buena noticia saber que a Dios le gustan las fiestas.[/shareable]
La buena noticia del Evangelio proclama que Dios está satisfecho con el sacrificio de su Hijo – Jesús y ahora quiere compartir Su vida contigo para siempre. En un mundo de tanto pecado y religiosidad, es una buena noticia saber que a Dios le gustan las fiestas.
¿Qué otras lecciones que no son tan obvias encuentras en esta maravillosa historia?
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