Una de las metáforas más claras para entender la vida de una congregación es la del “CUERPO”.
Pablo utiliza esta metáfora para describir a la iglesia como el cuerpo de Cristo y Él como su cabeza. Como una persona, una congregación se puede cansar excesivamente y sufrir de “quemazón”.
Este cansancio excesivo se ve reflejado en la vida de los congregantes que son en realidad la IGLESIA. Una de las razones principales para este agotamiento es la «hiperactividad».
La Hiperactividad suele referirse a: agresividad, actividad constante, tendencia a distraerse fácilmente, impulsividad, incapacidad para concentrarse y comportamientos similares.
En una congregación la hiperactividad conduce a un constante estado de activismo, eventos, actividades y el vocabulario se concentra en hacer más, alcanzar más, esforzarse mas, orar más – nada es suficiente y lo más triste es que no avanzan tampoco.
Hageo 1:6
Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.
¿Como puede una congregación sufrir de hiperactividad? ¿Cómo es posible hacer más y lograr menos? ¿Por qué muchos están más agotados de lo que se atreven a admitir?
7 Razones Para La Hiperactividad En Una Congregación
1. En muchas ocasiones los lideres no se hacen la pregunta “porque” cuando comienzan un nuevo ministerio.
Cuando yo comenzaba el ministerio pastoral todo el mundo tenía una opinión para lo que debíamos estar haciendo como congregación, especialmente personas que llegaban de otra iglesia. En una ocasión particular comenzamos un ministerio porque varias personas comentaban que eso era lo que se necesitaba.
Así lo hicimos, y con lo que terminamos fue con otro día de la semana ocupado pero ningún avance en la visión.
Algunas preguntas que todo liderazgo se debe hacer son: ¿Por qué estamos comenzando este ministerio? ¿Por qué debemos continuarlo a largo plazo? ¿Por qué les estamos pidiendo a las personas que ocupen otro día de su semana?
2. Cuando una congregación no tiene un propósito claro, lo que está creando es otra actividad más.
Muchas congregaciones comienzan un ministerio pero no tienen un plan para “enterrarlo” cuando no trabaja.
Como he dicho antes: “Si el caballo se murió, bájate”. Lo único infalible son las Escrituras, todo lo demás está sujeto a cambios. Cuando algo dejo de ser efectivo si no se cambia se convierte en una carga y distracción.
3. Algunos ministerios en una congregación local se comienzan para complacer a personas.
En algunas ocasiones los líderes escogen ceder a las peticiones o presiones de las personas solo porque algunos lo querían. Quizás no es lo que necesitaban en el momento, pero muchos líderes no saben cómo decir que NO.
4. Algunos ministerios se convierten en “vacas sagradas”.
En muchos de estos ministerios no existe una participación significativa. Consumen tiempo, recursos y dinero pero no colaboran con la efectividad y avance de la visión. Cualquier mención de eliminar estos ministerios es enfrentada con fuerte resistencia.
5. Muchos ministerios en iglesias funcionan independientes.
Los jóvenes tienen un plan, los adultos su propio calendario y agenda, las damas por otro lado, los caballeros “bueno casi nunca nada” pero ese es otro tema. El punto es que cada uno está trabajando para su propio ministerio sin considerar como eso afecta o contribuye a la vida de la congregación.
Cuando esto es así la pareja que tiene hijos adolescentes y niños termina 5 hasta 7 días en actividades de la iglesia sin tiempo familiar para ellos o como pareja si este fuere el caso.
6. Algunos líderes le dicen que “SI” a todo porque creen que es la forma de hacer que la mayoría de las personas participe.
El deseo es genuino y admirable pero la estrategia es defectuosa. El resultado siempre es confusión y desconexión de la visión por la cantidad de cosas que no tienen relación la una con la otra.
7. La mayoría de las congregaciones no tienen procesos de evaluación anual para el ministerio.
Lo que no se evalúa se deteriora. Una de las funciones de un liderazgo competente es la capacidad de evaluar y tomar decisiones que en ocasiones no son placenteras pero si son necesarias. Una buena mayordomía requiere evaluar lo que se está haciendo para determinar si debe continuar.
¿Está tu congregación sufriendo de hiperactividad? ¿Estas más cansado de lo que te atreves a admitir? ¿Pastor(a)Está tu familia enviándote señales, que el activismo le está “secando su vida de familia?
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