El Financiamiento Del Ministerio Y Los Que Enseñan La Palabra


Si usted lleva algún tiempo sirviendo al Señor en alguna congregación sabe que uno de los temas más delicados y potencialmente explosivos para muchas personas, es el tema del dinero.

El Financiamiento Del Ministerio Y Los Que Enseñan La Palabra

 

Las opiniones en cuanto al financiamiento del ministerio y la vida de la iglesia son tan diferentes como la cantidad de personas en el mundo. Como he dicho anteriormente, las opiniones son como las narices, todo el mundo tiene una.

A esto se le puede sumar las sospechas que muchos tienen por causa de los abusos y excesos de muchos ministros en el asunto del dinero y no es difícil de entender el escepticismo y resistencia de una gran cantidad de creyentes en el cuerpo de Cristo, y aún más en los que no han creído al evangelio.

Considera las siguientes estadísticas:

  1. En la mayoría de las congregaciones el 80% da irregularmente, un 10% da con frecuencia y solo un 10% o menos dan generosamente.
  2. Más de la mitad de las congregaciones siempre están atrasados en sus presupuestos mensuales.
  3. 90% de las congregaciones no tienen los planes o recursos para enseñar los principios de mayordomía/generosidad. (CSA)
  4. 85% de los pastores se sienten incómodos o no equipados para predicar o enseñar sobre finanzas y generosidad en sus congregaciones. (Lily Endowments)

La realidad es, que el tema del dinero siempre ha sido un asunto delicado, lo fue para el tiempo del Apóstol Pablo como lo es para nosotros hoy. Lo interesante de esto es que Pablo hablo de dinero sin aun mencionar la palabra.

La manera como Pablo trata con el tema del financiamiento del ministerio y la honra a los que ministran la Palabra, debería ser un modelo para la iglesia en el siglo 21.

Pablo comienza en estos cortos versos con una exhortación enfática que muchas congregaciones en el mundo moderno ignoran intencionalmente.

Verso 6

El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.

La exhortación apostólica está ligada a que es muy posible que por causa de la negligencia que muchas congregaciones muestran al momento de financiar el ministerio mismo, la enseñanza que debe estar edificando la iglesia, está ausente por falta de los recursos económicos.

La ilustración que Pablo usa para aclarar este punto es parte de lo que había considerado en el capítulo 5 sobre el fruto del Espíritu, y lo conecta con el dar dinero. El cuadro que presenta es el de “sembrar” y “cosechar”.

Verso 7

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

Si los que son beneficiarios del ministerio de la Palabra en una congregación “siembran” para el Espíritu (dando de una manera práctica y generosa) a su tiempo tendrán una cosecha.

Pero, si “siembran para la carne” gastando sus recursos en los placeres de la vida ordinaria, entonces lo que cosecharan será corrupción y deterioro a lo cual todo en el sistema del mundo está sujeto.

Las casas lujosas se deterioran, la ropa fina eventualmente pierde su lustre, los autos eventualmente hay que cambiarlos, pero el ministerio de la palabra edifica a las personas y las comunidades, y la vida que cosecha gloriosamente vence la muerte misma.

Por esto Pablo anhelaba que los creyentes en galacia “hicieran el bien a todos” (esta es una frase que se usaba frecuentemente en el primer siglo para referirse a las contribuciones financieras para la vida cívica y comunitaria), especialmente a la familia de la fe.

El principio que gobierna esto, es que para los creyentes el dinero es un asunto de mayordomía, la administración de los recursos que el Padre nos confía. No es solo para el deleite personal, sino un bien depositado para ser usado sabiamente.

Si se usa sabiamente (“se siembra” en el vocabulario de Pablo) producirá una cosecha de cosas buenas con un beneficio duradero para los individuos y la comunidad en general.

Versos 8-9

Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

Todo producirá un fruto, solo depende de cuál es el terreno en el que se siembra. Si se siembra para la carne sean estos comportamientos, actitudes, dinero, relaciones, – de la carne segara corrupción.

[shareable]Todo producirá un fruto, solo depende de cuál es el terreno en el que se siembra.[/shareable]

Pero, lo opuesto es igualmente cierto, si se siembra para el Espíritu se segará vida eterna, la vida de la nueva creación que ha sido impartida a los creyentes que están en Cristo y que un día será consumada. Es como si el futuro ya estuviera presente para los que estamos en Cristo.

Por lo tanto, todos los que perseveran con paciencia, y continuamente “siembran” en todo el sentido moral y financiero y no se «cansan de hacer el bien» o pierden su entusiasmo por vivir la vida del Espíritu, a su tiempo segaran. Garantizado.

Verso 10

Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

 

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