Los versículos que estaremos considerando hoy, nos muestran, una dimensión del corazón y ministerio de Pablo que necesitamos desesperadamente en esta generación.
Como un abogado que está presentando intensamente su caso, de repente, hace un alto para apelar al corazón. Es un momento muy íntimo en la carta, el cual no debes pasar por alto.
Su apelación es a tres cosas fundamentales:
- La amistad
- La lealtad familiar
- A la unión común por causa de lo que Dios ha hecho por ellos.
El contexto está ligado a la primera vez que el llego a ellos. Su condición de salud no era la mejor. No sabemos cuál era el problema. Algunos dicen que estaba enfermo, otros que había sido lastimado en una de las persecuciones. Cualquiera que haya sido la condición no fue lo suficiente como para que ellos no le recibieran con amor.
La realidad fue, que aun en la condición que el (Pablo) se encontraba, les predico el evangelio de Jesucristo y Dios obro tan poderosamente a través de el que ellos sabían que estaban en la presencia de alguien extraordinario, y según Pablo, así lo trataron.
Verso 14
y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
El propósito de recordarles esto era que en ese momento su condición física no fue un impedimento para que ellos lo recibieran. De igual manera la condición física de los Gálatas (incircuncisos) no fue un obstáculo para que él le predicara.
Más que un predicador de pasada, Pablo se había convertido en un modelo para ellos. Como judío, les modelo lo que él estaba dispuesto a sufrir por el evangelio y apelo a que ellos tuvieran la misma disposición y no tuvieran temor de definirse simplemente por su fe en Cristo Jesús.
El recibimiento y la relación que se había forjado con tanto amor y gozo había desaparecido. Pablo estaba perplejo y sorprendido y como alguien que estaba verdaderamente interesado en ellos le pregunta:
¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais?
¿Qué causo que los Gálatas cerraran su corazón y sus vidas a la palabra y al poder transformador del evangelio?
El impacto que causo el evangelio entre ellos cuando lo escucharon por primera vez provoco la disposición de si aún era necesario, en las palabras de Pablo, “os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos”. (Verso 14b) – (esto era una forma de decir “estamos dispuestos a hacer lo que tengamos que hacer»).
Cualquiera pensaría que si uno ha sido sincero y le ha dicho la verdad a los demás, esas personas en algún momento te mostrarían fidelidad. Bueno, no necesariamente. Esta realidad confronto a Pablo y es evidente cuando retóricamente le hace esta pregunta:
¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad? (Verso 15)
La apelación de Pablo es a la lealtad de la amistad. Seguro que los argumentos teológicos son importantes; pero si no suceden en un contexto de confianza mutua y una experiencia común en Cristo, lo único que alcanza es la cabeza, no el corazón y mucho menos la voluntad.
¡Cuánto necesitamos aprender sobre esto! Que mal testimonio damos al mundo cuando en los medios sociales debatimos, insultamos, menospreciamos y juzgamos a los hermanos sin conocer cuál ha sido su experiencia y mucho menos sin conocerlos personalmente.
Según Pablo se puede tener celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
Romanos 10:2
Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
Pablo estaba sorprendido que los Gálatas no habían discernido lo que querían hacer los que se habían infiltrado entre ellos. Era obvio que estaban dispuestos a hacer lo que fuera contar de lograr su agenda.
Pablo dice que esta gente; “Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos”.
Si alguien podía hablar de celo religioso era Pablo. Sin embargo, él les enseña que hay celo bueno y celo malo. El bueno se expresa en fervor para Dios, Su evangelio y la unidad de todos los creyentes. El malo persigue agendas personales fundamentadas en interpretaciones defectuosas y poco conocimiento de lo que Dios ha hecho en su Hijo.
Este tipo de celo, en el caso de los Gálatas, quería consolidar la posición de que la familia de Dios se basa en etnicidad, particularmente por la marca de la circuncisión.
¿Qué argumento se puede presentar ante tan intensa batalla por la voluntad? ¿Sera que hemos querido cambiar a otros entrando por la cabeza y no por el corazón?
Aquí es que yo veo la profundidad espiritual de Pablo. Cualquiera puede impresionar y hasta intimidar a otros con su conocimiento teológico. Pero, ¿será eso suficiente? ¿Sera el evangelio un debate de doctrinas? ¿Fuimos nosotros transformados porque nos convencieron en la cabeza, o por el poder transformador de la Palabra viva en el corazón?.
Entrar al corazón del hombre que ha marcado la fe cristiana más que cualquier otro mortal después del Señor es un regalo que no debemos descuidar.
El sentimiento de Pablo ante la condición peligrosa que se encontraban los Gálatas era como el de una madre que vuelve a tener dolores de parto otra vez porque ve la lucha que sus hijos están teniendo para convertirse en los adultos maduros que deben ser.
Como una madre que cuida a sus hijos y desea lo mejor para ellos le comunica cual siempre ha sido su propósito entre ellos:
Verso 19
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros…
Es impresionante como en una frase se resume el eterno propósito del Padre. Nos faltarían días para estudiar la profundidad de esta declaración.
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La declaración, “hasta que Cristo sea formado en vosotros” informa la misión apostólica de Pablo. No había otra cosa en la agenda sino predicar a Cristo para que la vida de Dios fuera impartida en los que creen al mensaje y la nueva creación se manifestara en la tierra.
Esto es lo que Pablo nos presenta en esta carta a los Gálatas.
Considera como Pablo presenta el propósito del Padre en Cristo.
- Revelar a su hijo en nosotros – Gálatas 1
- Que su hijo viva a través de nosotros – Gálatas 2
- Formar a Cristo en nosotros – Gálatas 4
- Para que seamos su nueva creación en la tierra – Gálatas 6
El evangelio no es un conjunto de doctrinas y opiniones que alimentan la cabeza, pero no transforman el corazón. La buena noticia del evangelio es que la vida de Dios nos ha sido impartida y ahora se expresa a través de sus hijos, cuando aprendemos a descansar en su perfecta obra y caminamos en el Espíritu.
La mejor forma de presentar estas verdades es en persona, Pablo sabía que las cartas son un pobre sustituto de la presencia personal, pero gloria al Padre que escribió esta carta a los Gálatas (su primera epístola) porque hoy tenemos esta riqueza de revelación y enseñanza.
Verso 20
quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.
En conclusión, estos versos son un testigo del matrimonio de la cabeza y el corazón que pertenece al trabajo pastoral en el evangelio. Podemos predicar doctrina hasta que nos vayamos de espalda, pero a menos que no haya relación personal, amor sincero, mutuo respeto y verdadera fidelidad tendremos poco efecto.
Pablo, uno de los más grandes teólogos que se ha conocido, sabía que lo que verdaderamente importaba era la formación de la vida de Cristo en la comunidad de los creyentes.
En esa vida (en Cristo) no hay Judío ni Gentil, sino que todos son uno en Cristo. La pared que los dividía fue quitada, la enemistad fue vencida en la cruz y una nueva familia libre de distinciones culturales ha aparecido sobre la tierra. ¿Quiénes son? Pablo le llamará más adelante “la nueva creación”.
En estos versos Pablo les dejo ver a los Gálatas que él no era solamente un pico de oro, sino que su corazón, así como el de una madre era que ellos llegaran a la madurez en Cristo. En otras palabras; “si Cristo es formado en ustedes, ustedes serán transformados en El”.
Bueno es tiempo de regresar a los fundamentos teológicos y esto es lo que veremos en los próximos versos 21-32. Aquí Pablo presentará uno de los más importantes fundamentos sobre el cual el evangelio se sostiene. No te pierdas el próximo artículo. Lee Gálatas 4:21-31.
