Cristo, El Poder De Dios


El tema de poder espiritual es de suprema importancia en la vida de un creyente. Sin embargo, muchos se encuentran luchando para poder vivir lo que ellos saben que es la voluntad de Dios.

EL PODER DE DIOS - CRISTO

Para muchos creyentes el Cristianismo es la obediencia a una cantidad de reglas y regulaciones. Ellos saben lo que deben y no deben hacer, pero siempre están luchando para alcanzar ese nivel de vida. Para ellos, vivir se ha convertido en una continua batalla, llena de desilusiones y muchos fracasos.

En ocasiones experimentan ciertos logros en su vida espiritual, pero con las emociones fluctuantes del alma, ese estado no dura mucho tiempo y hay que buscar la próxima cosa, actividad, predicador, retiro, ministración, etc. . – que lo llene para sentir y asegurar el poder de Dios.

Es aquí donde muchos se rinden a una vida espiritual promedio. Ya han aplicado todas las fórmulas que otros le han dicho para ser llenos del poder de Dios, y en el mejor de los casos no se ha sostenido por mucho tiempo.

Esta experiencia se vive individual y colectiva como congregación. Para muchos un “culto” poderoso y donde el poder de Dios está presente se reduce a «una experiencia personal», la manifestación de un don, o ha simples frases como, “el poder de Dios está aquí”, «si quiere sentir el poder de Dios pase acá al frente”, etc.

Esto no es exclusivo de nuestro tiempo. Pablo tuvo que instruir a la iglesia en Corinto sobre lo que era el verdadero poder de Dios y cómo opera en la vida de un creyente. En este artículo te compartiré como puedes vivir de una vez y para siempre en el poder de Dios.

1 Corintios 1:24

Mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.

Dios quiere que conozcas y vivas en Su poder. Diferente a lo que quizás has escuchado, para tener el poder de Dios no es necesario lograr y hacer cosas sino entrar a algo que YA CRISTO COMPLETO Y LOGRO. No es una cantidad de cosas que tienes que hacer, sino aprender a vivir por medio de una vida que te ha sido impartida.


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La diferencia entre estas dos clases de vida es abismal. Una es caracterizada por un continuo esfuerzo personal y derrotas, y la otra consiste en disfrutar la realidad de Cristo, el poder de Dios.

El poder de Dios no es el patrimonio de algunos “privilegiados espirituales” o la consecuencia de “profundas enseñanzas o llamados especiales”. En el Nuevo Testamento nunca encontrarás nada que soporte estas ideas. Nadie te puede impartir el «poder de Dios», «no puedes pactar para recibirlo», «hacer ayunos especiales», o buscar que un “ungido” te pase su unción para operar en el “poder de Dios”.

Cristo, es el poder de Dios, no para algunos, sino para todos lo que creen sea este judío, gentil, predicador, apóstol, profeta, evangelista, pastor o maestro, diácono, anciano, líder en una congregación o un hermano que apenas comienza su vida en Cristo o lleva 50 años.

El Cristo que es el poder de Dios para nosotros es el Cristo crucificado que progresivamente aplica la obra de la cruz en nosotros, para que seamos libres de la carne y podamos avanzar en la vida del Espíritu. El crecimiento espiritual no está condicionado por enseñanzas profundas sino por las experiencias profundas de la obra de la cruz en nosotros.

[shareable]El crecimiento espiritual no está condicionado por enseñanzas profundas sino por las profundas experiencias de la obra de la cruz en nosotros.[/shareable]

1 Corintios 2:2

Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

Dios lo ha reunido todo en Cristo y nada debe considerarse simplemente como una verdad o principio espiritual aparte de Él. Todo está en Cristo. Es Cristo el poder de Dios – Jesucristo y éste crucificado.

Cuando recibimos el  Espíritu Santo en el nuevo nacimiento Él nos bautiza en Cristo, en la plenitud de su obra perfecta en la cruz, y luego procede a conformarnos a la imagen de Cristo. ¿Sabías que el Cristo que habita en ti no es imperfecto?

En Su obra perfecta en la cruz Él no solo trato con el asunto del perdón sino que perfeccionó tu salvación, sentándose a la diestra del Padre como el gran VENCEDOR.

Hebreos 2:10

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

En El, todo lo que tiene que ver con experiencias espirituales está cubierto y terminado. No hay nada que experimentes en esta vida que Cristo no haya enfrentado y vencido. Así que, no tienes que estar luchando en vano sino cooperar con el Espíritu Santo mientras él hace real en nosotros el poder de la obra perfecta de la cruz

Es Cristo en ti, la esperanza de gloria. Cualquier cosa menos que eso no te traerá esperanza sino desilusión.

La obra del Espíritu Santo no es para que tengamos “buenos cultos” o “hacerte sentir bien” sino CONFORMARNOS A CRISTO. Esa conformación a la imagen de Cristo es posible por causa de la cruz. En la cruz tenemos nuestra liberación de la condenación y del poder del pecado. Solamente por estar unidos en la muerte del Señor Jesucristo, porque fue Su muerte la que hizo posible el escape – la liberación para todos los que en Él confían. Esa confianza envuelve la apropiación por fe del poder de esa muerte, mientras somos guiados en la vida en formas prácticas por el Espíritu Santo.

La naturaleza de la muerte de Cristo no fue que a el lo mataron en una cruz. El voluntariamente tomó todos los poderes que producen en el hombre, fracasos, derrotas, y esclavitud – los quebranto y abrió un nuevo camino por causa de SU MUERTE TRIUNFANTE EN LA CRUZ.

Ahora nos resta a nosotros creer que todos nuestros problemas y enemigos fueron derrotados por el Señor Jesucristo en la cruz. El Espíritu Santo nos fue dado como el Espíritu de Su triunfante victoria, lleno de poder para que traigamos nuestras debilidades a la tumba, donde Cristo las llevo, para que seamos libres para la voluntad de Dios.

Romanos 6:4

Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo…

Ya no tienes que tratar de vencer el pecado, Cristo lo venció y te impartió el poder de Su muerte libertadora.

2 Corintios 13:4

Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.

Ahora puedes reclamar tu parte en esta liberación. Esto no se logra porque alguien te enseño una nueva doctrina, sino porque participas en el poder de un Espíritu vivificado, Cristo poder de Dios.

Aquí es que está la gran diferencia cuando tratas de manejar tus problemas y debilidades de una manera doctrinal y no en el poder de Cristo.

La muerte de Cristo también te libró de la esclavitud de la ley. Tu puedes tener tantas leyes “Cristianas” como “Mosaicas” – puedes estar tan esclavo en el Cristianismo como lo estaban los judíos en el Judaísmo.

Los hombres pueden hacer del cristianismo un sistema de imposiciones así como era la ley para los judíos, bajo Moisés. Si tú concibes el Evangelio de Cristo de una manera legalista siempre vivirás con un sentido de frustración.

Puedes tomar la Biblia como un libro de reglas y siempre estar cargado(a) con un sentido de fracaso porque no das el “grado”. ¿Quién puede vivir en su propia fuerza todo lo que Dios quiere para sus hijos?

La Biblia trata con todos los elementos prácticos de la vida y nos revela la voluntad de Dios. Pero, no es un asunto de libro nada mas sino de una Persona, aquel que sí vivió la perfecta voluntad de Dios, y cumplió cada demanda de una manera exitosa y trajo gran satisfacción al Padre.

Esa Persona ahora vive en ti por Su Espíritu Santo, el cual hace real la perfecta voluntad de Dios en nosotros, no en base a algunas instrucciones externas sino por medio de un poder interno. Ahora, la ley del Espíritu de Vida fue escrita en nuestros corazones. Estar en Cristo es un asunto de vida no de legalismo.

Cristo y este crucificado, es el poder de Dios que trae liberación del pecado, de la carne, de la ley y del mundo. Nos libre Dios de gloriarnos, sino en la cruz de Cristo. No es tu oración (y hay que orar) no es tu ayuno de 3 días, 21 días o 40 días (y si quieres puedes ayunar) no es quien oró por ti ( y en ocasiones hace bien que otros oren con y por nosotros) no es quien es tu Apóstol o Pastor (gloria a Dios por los que nos presiden bien en el Señor) el poder de Dios es Cristo y este crucificado.

Gálatas 6:14

Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

La gloria de la verdadera comunión con Cristo es la rica satisfacción de aquellos que conocen el poder liberador de Cristo y la nueva plenitud de vida en la voluntad de Dios. El poder de Dios no es ALGO sino ALGUIEN – CRISTO.  

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